Cuando sentimos la belleza, la reconocemos como la verdad

Hemos llegado finalmente a los últimos pasos o peldaños de la A a la Z para crear abundancia material y no material en nuestras vidas, de ellos extraeremos algunas reflexiones que nos serán útiles para fijarlos en nuestra conciencia. Las actitudes y fundamentos que lo sustentan en esta ocasión son entre otros, la conciencia de unidad, la verdad, la belleza, la despreocupación, vivir el presente con atención y la expresión de agradecimiento.

U

La «U» representa comprender la unidad detrás de la diversidad. La conciencia de la unidad es un estado de esclarecimiento en el que traspasamos la máscara de la ilusión que crea separación y fragmentación.

Detrás de la apariencia de separación se encuentra un campo unificado de integridad. Aquí, el profeta y el paisaje son uno.

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Experimentamos conciencia de la unidad cuando estamos enamorados, cuando observamos la naturaleza, las estrellas o caminamos por la playa, escuchamos música, bailamos, leemos poesía, oramos y en el silencio de la meditación.

En la conciencia de la unidad, cruzamos la barrera del tiempo hacia el campo de juego de la eternidad, como cuando decimos: «La belleza de la montaña era asombrosa; el tiempo se detuvo». Entonces usted y la montaña se convierten en uno. En un nivel muy profundo de conciencia, sabemos que usted, yo, la montaña y todo lo demás es el mismo Ser en diferentes disfraces.

Éste es el estado del amor, no como un sentimiento, sino como la verdad máxima, en el corazón de toda la creación.

V

La «V» representa valores: la verdad, la integridad, la honestidad, el amor, la fe, la devoción y la belleza.

El gran poeta hindú Rabindranath Tagore dijo: «Cuando sentimos la belleza, la conocemos como la verdad».

Sin valores hay confusión y caos. Cuando los valores se desintegran, todo se desintegra. La salud se pierde, la pobreza domina a la abundancia, las sociedades y civilizaciones se derrumban. Cuando prestamos atención a estos valores que la sociedad siempre ha considerado sagrados, entonces el orden surge del caos y el campo de posibilidad pura en nuestro interior es todopoderoso y crea cualquier cosa que desea.

W

La «W» representa la conciencia de la riqueza [wealth] sin preocupaciones. La conciencia de la riqueza implica ausencia de preocupaciones monetarias. Las personas verdaderamente ricas nunca se preocupan por perder su dinero, puesto que saben que de donde viene el dinero hay un abastecimiento inagotable de éste.

En una ocasión, cuando discutía un proyecto para la paz mundial con mi maestro, Maharishi MaheshYogi, alguien le preguntó: «¿De dónde obtendremos todo ese dinero?» Él respondió sin dudarlo: «De donde está en este momento».

X

La «X» representa la expresión de la apreciación y agradecimiento honestos a todos los que nos ayudan.

Nunca debemos fingir apreciación, pero si la sentimos debemos expresarla. La expresión de gratitud es una fuerza poderosa que genera todavía más de lo que ya hemos recibido.

La ‘Y’ representa el yacimiento del vigor juvenil. Sentimos salud cuando nuestra identidad se refiere al ser.

Cuando nos identificamos con los objetos, ya sean situaciones, circunstancias, personas o cosas, liberamos nuestra energía hacia el objeto de referencia. Como resultado, sentimos falta de energía y vitalidad.

Cuando nuestra identidad viene del ser, entonces conservamos nuestra energía. Nos sentimos llenos de energía, poderosos y experimentamos un vigor juvenil.

Z

La «Z» representa el zumo o gozo de la vida. Es apreciar la vida en toda su vitalidad y exuberancia. Es saber que sólo hay una vida que se expresa en multitud de formas. Ver esa vida es saber que el poder está en el momento presente. Es saber que soy eso, que usted es eso, que todo esto es eso y que eso es todo lo que existe.

Tagore dijo en una ocasión: «Ese mismo flujo de vida que recorre el mundo circula por mis venas, noche y día, y baila con ritmo. Es la misma vida que brota con alegría a través del polvo de la tierra y forma innumerables hojas de hierba y una multitud tumultuosa de flores». Él llama a esto «el pulso de vida del tiempo que circula por mi sangre en este momento». Estar en contacto con este pulso de vida del tiempo que circula por nuestra sangre en este momento, es tener gusto por la vida. Es enfrentar lo desconocido con despreocupación y libertad.

Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades en cada momento del presente. Esto es libertad, más allá del conocimiento del condicionamiento pasado, más allá de la prisión del espacio, del tiempo y de la causalidad.

Como en una ocasión dijo don Juan a Carlos Castaneda: «No importa cuál sea nuestro destino específico, siempre que lo enfrentemos con total abandono». Esto es despreocupación, esto es alegría, esto es libertad, esto es el gusto por la vida.

Reflexiones

Estos son los peldaños hacia la riqueza ilimitada, los pasos de la A a la Z para alcanzar la prosperidad.

Una vez más, no es necesario que cultive conscientemente un estado de ánimo de estos atributos.

Únicamente necesita estar consciente de ellos.

Lea diariamente la lista y verá que su vida cambia y se convierte en una expresión de afluencia, de lo ilimitado, de abundancia, de lo infinito y de inmortalidad.

Cree tanta riqueza como desee su corazón. Satisfaga cada deseo material y no material. Produzca riqueza y gástela. Gástela generosamente, para después compartirla y darla a los demás. Désela a sus hijos, a su familia, a sus parientes, a sus amigos, a la sociedad y al mundo. La riqueza es del universo y no nos pertenece, sino que nosotros le pertenecemos.

Somos hijos privilegiados y el universo decidió compartir su botín con nosotros. Sólo tenemos que prestar atención a la abundancia y será nuestra. La atención es lo único que cuenta.

Un gran sabio de la India dijo en una ocasión: «Estás donde tu atención te lleva. En realidad, eres tu atención. Si tu atención se fragmenta, estás fragmentado. Cuando tu atención está en el pasado, estás en el pasado. Cuando tu atención está en el momento presente, estás en presencia de Dios y Dios está presente en ti».

Simplemente esté consciente del presente, de lo que está haciendo. La presencia de Dios está en todas partes y sólo tiene que abrazarla conscientemente con su atención.

 

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