Despierta del sueño

 

Despierta del sueño

Ven con nosotros en un viaje de descubrimiento del recuerdo de quienes somos. Sumérgete en tu mente y permite que se te transporte fuera del tiempo y fuera de este mundo a otra dimensión, cuyo glorioso esplendor no puede expresarlo el lenguaje. Más tenemos que utilizar palabras para reflejar la inefable realidad que está más allá de todas las palabras, de modo que traigamos a nuestra memoria la radiante abstracción del Cielo la cual ha sido reemplazada por nuestro mundo de cosas específicas concretas.

Nuestra memoria nos transporta de nuevo a este estado de Santidad donde, en el Principio, antes de que hubiese siquiera un concepto de principio, está Dios, nuestra Fuente y la Fuente de toda creación: una perfección y un resplandor cuya magnificencia está más allá de la comprensión; un amor y una ternura de tan infinita naturaleza que la conciencia no podría siquiera comenzar a conocerla; una prístina quietud de constante dicha; un fluir estático sin fricción alguna que lo impidiese; una vasta, ilimitada y todo- abarcadora Totalidad, más allá del espacio, más allá del tiempo, en la cual no hay principio, ni fin, puesto que jamás hubo un tiempo o lugar donde Dios no estuviese.

Dios nuestra Fuente es el Todo, y comparte esta Totalidad con nosotros. Es un compartir sin límites, y sin que se detenga lo que en verdad es. Por lo tanto, como parte de nuestra Fuente, nosotros compartimos todas Sus cualidades, incluso el ser un co-creador.
La Creación, al igual que el Espíritu, es abstracta, informe, e inmutable. Su naturaleza es la unidad, cuyo conocimiento significa que no existe un lugar donde termine el Creador y comience lo creado. No hay límite, ni diferenciación, ni separación. Sin embargo, incluido en este conocimiento está el hecho de que nosotros no somos la Fuente de la creación, aunque permanezcamos Uno con Esta.

¿Puede tener comienzo la Mente de Dios?
¿Puede tener final la Mente de Dios?
¿Puede un Pensamiento que es parte de esa Mente ser distinto de Esta?

Seguramente que no, puesto que no existe sujeto ni objeto en el estado del Cielo; ni existe observador ni observado. No existe la percepción, sencillamente existe el conocimiento total de quienes somos: una gloria de tal unificado resplandor que los conceptos de adentro-afuera no tienen significado alguno.

Somos una Idea en la Mente de Dios, y esta Idea, sin limitación alguna, se compone de un número infinito de Pensamientos. Todos estos Pensamientos son los Hijos de Dios y la Idea unificada -el Cristo- es el Hijo. Por lo tanto, todos los Pensamientos de Dios son creación y, puesto que la Mente se extiende, los Pensamientos ilimitados que la Mente de Dios extiende son el Cristo. Somos los pensamientos informes que pulsan desde esta vasta mente, más estos pensamientos son abstractos y no tienen contraparte para las formas específicas del mundo. Como pensamientos en la Mente de Dios, emulamos el proceso de la creación, y nuestras extensiones son nuestras creaciones.

Conocemos a nuestro Creador-Fuente y sentimos gratitud total por ser parte del Todo. La gratitud es un cántico continúo que lo creado le canta su Fuente, en feliz acción de gracias por el conocimiento de su Santidad como parte de la Fuente. El Ser de Dios es Amor, y el Amor, sin final fluye constantemente entre Creador y creado, íntegro e ininterrumpido. Es la Fuente de todo ser, y es de por sí todo ser. El Amor es el manantial mismo de Dios, la esencia de Espíritu y Mente, desde el cual los Grandes Rayos de esplendor irradian todo lo que pertenece al Reino: verdad, dicha, unidad y paz.

Esta es la Realidad, nuestra verdadera herencia como hijos de nuestra Fuente Que nos dice, “todo lo que tengo es vuestro”. Totalmente en reposo, el Hijo está en casa en el conocimiento dentro de la mente que lo creó. Esta es la Realidad que Dios estableció eternamente inmutable, eternamente perfecta. Esta es Su verdad eterna: Dios es; Sus Hijos son uno con Él en perfecto amor, perfecta inocencia y perfecta paz.

Gloria y Kenneth Wapnick: Despierta del sueño, cap. 1- I El cielo

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