Diapositivas

El hombre no es capaz de percibir el mundo circundante de modo totalmente objetivo. Es como cuando introduces una diapositiva en un proyector de vídeo y ves la imagen. La luz uniforme normal, al atravesar la película, se convierte en una imagen en la pantalla. La percepción representa la pantalla, el mundo circundante es la luz, y nuestra concepción del mundo es la diapositiva, es decir, el modelo de nuestra comprensión de este mundo.

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La idea de cada persona sobre sí misma y sobre el mundo circundante está en buena parte lejos de la verdad. Nuestras diapositivas alteran la realidad. Por ejemplo, te preocupan algunas imperfecciones personales, por culpa de las cuales experimentas un sentimiento de inferioridad, pues te parece que a los demás tampoco les gustan. Entonces, al relacionarte con la gente, introduces la diapositiva de tu complejo de inferioridad en tu «proyector» y ves todo de forma tergiversada.

Si te preocupa tu apariencia, creas en tu cabeza una diapositiva: «soy feo/ fea» y miras al mundo a través de ella como a través de un filtro. Es una diapositiva, puesto que está fijada sólo en tus pensamientos.

Y bien, supongamos que en tu cabeza has introducido una diapositiva sobre tu apariencia poco atractiva.

Todo lo que sale de otras personas —miradas, gestos, mímica, palabras— lo percibes a través de tu diapositiva. ¿Qué es lo que ves? Una sonrisa se convierte de afable en malévola. La risa alegre de alguien se trasforma en un regocijo malicioso sobre ti. Alguien cuchichea en voz baja: chismorrean sobre ti. Una mirada rápida de alguien: te han mirado de reojo. Alguien se crispó de dolor de estómago: ¡Dios mío, qué es lo que ha pensado de mí! Finalmente, cualquier cumplido se convierte en burla. Y eso que nadie en su mente tenía algo parecido. Sólo es tu propia diapositiva en la cabeza.

Tu actitud se determinará conforme a tales pensamientos, que te hará realmente poco atractivo. Las manos harán movimientos poco naturales y no sabrás dónde meterlas. La cara se descompondrá en una mueca tensa, los pensamientos sensatos desaparecerán nadie sabe dónde, el complejo de inferioridad entrará en su dominio indiviso. Como resultado, la diapositiva metida en tu imaginación obtendrá la materialización real.

Las diapositivas funcionan de doble manera. Por un lado, alteran la idea que tiene uno sobre su lugar en este mundo y sobre lo que los demás piensan de él. Por el otro lado, distorsionan su concepción sobre el mundo exterior.

Una proyección es cuando la insatisfacción por uno mismo, metida en el subconsciente, se derrama sobre las demás personas. El hombre no quiere regañarse a sí mismo por algunos rasgos malos de su carácter, por lo que tiende a verlos en el resto de mundo. Frecuentemente la gente injuria de buena gana a los demás por algo que no les gusta en sí mismos. También tú hiciste lo mismo sin darte cuenta. Por supuesto, eso no quiere decir que, si uno culpa a alguien por algo, automáticamente posea las mismas cualidades.

¿En qué consiste una diapositiva? ¿Qué película la contiene? La importancia. Por enésima vez volvemos a ella. Tu propia apariencia te preocupa si para ti es importante.

La diapositiva está en tu cabeza, pero los demás carecen de ella, si no lo consideran importante. La fealdad de uno se convierte para los demás en un decorado habitual, pues para ellos no tiene significado alguno. Sólo es importante para el poseedor del aspecto poco ordinario. Sólo es una apariencia algo singular y nada más que eso. Precisamente la diapositiva de la importancia es lo que convierte una apariencia insólita en fealdad.

Las diapositivas surgen sólo cuando atribuyes demasiado significado a lo que los demás piensan de ti. Si no sabes de cierto la opinión de los demás y, al mismo tiempo, para ti es importante, puedes estar seguro 100 por 100 de que en tu cabeza tienes metida una diapositiva. La diapositiva es una creación de la imaginación, y en este sentido se la puede considerar como una ilusión. Pero esta ilusión influye activamente en la vida de uno. Es aquel caso en que la intención exterior actúa perjudicando, contra la voluntad de la mente.

La diapositiva negativa, como norma general, crea la unidad de la mente y el alma. Como comprenderás, en este caso la intención exterior funciona impecablemente. Ella coge al propietario de la diapositiva negativa y le traslada al sector donde lo negativo se revela en toda su potencia. La transición no se realiza de una vez, sino poco a poco y se prolonga sin interrupción todo el tiempo mientras la diapositiva esté metida en la cabeza. Los trazos insignificantes que, como consecuencia de la importancia, el individuo bosquejó sobre su diapositiva al principio, se revelan cada vez con más evidencia y florecen «en toda su belleza». Al hombre no le gusta su gordura: se engorda más; le molesta un lunar: el lunar crece; se considera inferior: cada vez recibe más confirmaciones de ello; se preocupa por su falta de atractivo: se vuelve más desagradable aún; le atormenta el sentimiento de la culpa: los castigos llueven sobre su cabeza.

Así continúa hasta que el hombre deje de atribuir demasiado significado a la diapositiva, o hasta que no pase a la creación de una diapositiva positiva. En cuanto la importancia desaparece, la diapositiva negativa pierde la razón de existir, se esfuma y deja de funcionar.

Y tan pronto como introduzcas una diapositiva positiva a color, verás que funciona igual que la negativa, impecablemente.

Enséñate a ti mismo las cualidades positivas de tu personalidad, imagínate a ti con un aspecto mejor, y los demás te percibirán de la misma manera. En eso se revela otra cualidad positiva de una diapositiva, la que se puede y se debe utilizar.

Vadim Zeland: El susurro de las estrellas de madrugada, cap. II