Equilibrio (Extracto)

En la naturaleza todo tiende al equilibrio.

Estamos acostumbrados a que la vida tenga épocas blancas y negras; el éxito sustituye al fracaso. Todo eso revela la existencia de la ley del equilibrio.

El equilibrio se desestabiliza no sólo con acciones, también con pensamientos. Y no sólo porque los pensamientos procedan a las acciones. Como sabes, los pensamientos emiten energía. En el mundo de la realización material todo tiene una base energética. Y todo lo que sucede a nivel invisible se refleja en el mundo de los objetos materiales visibles.

… a menudo el hombre obtiene como resultado algo totalmente opuesto a lo que era su intención, por lo cual no queda nada claro qué es lo que ocurre. Y como consecuencia surge una sensación de que aquí está actuando una fuerza inexplicable, una especie de «ley de Murphy».

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El que no sepa descansar, relajarse, no sabe trabajar. Al llegar al trabajo, alquílate. Entrega tus manos y tu cabeza, pero no el corazón. El péndulo necesita toda tu energía, pero no has llegado a este mundo sólo para trabajar para él. Alquilarse no significa, en absoluto, actuar de manera indisciplinada e irresponsable. Significa actuar con indiferencia, sin crear potenciales excesivos, y no obstante, hacer lo necesario con precisión.  «Enfrascarse en el trabajo» está justificado en un solo caso: si el trabajo es tu objetivo. En caso de ser tu objetivo, el trabajo te sirve de túnel que te llevará al éxito. Un trabajo así, al contrario, te llena de energía, te da alegría, inspiración y satisfacción.

… antes de nada relájate y perdónate todas tus imperfecciones. Si de momento no eres capaz de amarte, al menos, desiste de luchar contra ti mismo y acéptate tal cual eres. Sólo en este caso el alma se convertirá en un aliado de la mente. Y es un aliado muy poderoso.

A pesar de que todo eso suena tan simple, hasta trivial, muchas personas desperdician una energía colosal para luchar contra sí mismas y ocultar sus imperfecciones. Se condenan a sí mismas, como si fueran titanes, a soportar ese peso toda la vida. Pero en cuanto se permitan ser ellas mismas y se desprendan de esa dura carga, la vida se tornará para ellas notablemente fácil y sencilla. La energía será redirigida, no ya a la lucha contra los defectos, sino al desarrollo de las cualidades positivas.

Desde el punto de vista del Transurfing, a la hora de conseguir lo deseado nos resulta desventajosa la costumbre nociva de mostrar nuestro disgusto por cualquier futilidad, sólo nos impide conseguir lo deseado. Y al contrario, la costumbre de experimentar pequeñas alegrías por cualquier motivo, por insignificante que sea, es muy beneficiosa. La conclusión es única: necesitamos sustituir la vieja costumbre por una nueva.

Una idealización del mundo es el lado inverso del descontento. Lo vemos todo color de rosa y muchas cosas parecen mejores de lo que son en realidad. Como ya sabes, si parece que en algún lugar haya algo cuando en realidad no lo hay, en tal caso surge el potencial excesivo. Idealizar significa sobrestimar, subir al pedestal, adorar, crear un ídolo. El amor que crea y dirige el mundo se distingue de la idealización en que en el fondo es, por muy paradójicamente que suene, impasible. El amor absoluto es un sentimiento sin derecho de posesión, admiración sin adoración. En otras palabras, no causa relaciones de dependencia entre el que ama y el objeto de su amor. Esta fórmula tan simple te ayudará a determinar dónde acaba el sentimiento y comienza la idealización.

… el amor genera energía positiva que te llevará a la línea de la vida correspondiente; y la idealización crea el potencial excesivo que dará lugar a las fuerzas equilibrantes que intentarán eliminar ese potencial.

Si el amor se convierte en una relación de dependencia, inevitablemente se creará el potencial excesivo. El deseo de tener lo que no tienes causa el «salto de presión» energético. Una relación de dependencia se determina por la manera de plantear la cuestión: «si haces tal, yo haré cual». Podemos poner ejemplos cualesquiera. «Si me quieres, entonces te dejas todo y vienes conmigo al fin del mundo. Si no te casas conmigo, entonces no me quieres. Si me alabas, eres mi amigo (amiga). Si no me das tu pala, no te dejo jugar con la arena.»

Sobrevalorar significa dotar a una persona con cualidades imaginarias, que en realidad no posee.

El mejor método para educar y tratar a los niños (y no sólo a ellos) es el que no crea el potencial excesivo, es decir, tratarlos como si fueron invitados; en otras palabras, dedicarles atención, respeto y darles libertad de elegir, pero no por eso permitir que te pisoteen. Tienes que establecer una relación, pero sin olvidar que también tú eres sólo un huésped. Si aceptas las reglas de juego y no te lanzas a los extremos, se te permitirá elegir todo lo que hay en este mundo.

… si el propósito de conseguir reciprocidad no te deja en paz y desde el principio algo no te sale bien, tienes que cambiar radicalmente la táctica, es decir, amar sin pedir recompensa.

… si amas simplemente, sin derecho de poseer, los parámetros de tu emisión se corresponden con aquellas líneas de la vida donde existe la mutualidad, pues en un amor mutuo no existe relación de dependencia. Si ya estás en una relación en la que existe la dependencia, no tienes que preocuparte por el derecho de posesión. Pero imagina ¡cuánto aumentan tus probabilidades de establecer y profundizar tu amor mutuo sólo por renunciar al derecho de posesión! Además, el amor correspondido es algo muy raro, y eso basta para despertar la simpatía y un vivo interés. ¿Acaso no sería agradable que alguien simplemente te amara sin pretender nada?

Si alguien te ha perjudicado personalmente a ti, ante todo, ha turbado el equilibrio; en este caso tú no estás originando un potencial insano, sino que eres un instrumento de las fuerzas que intentan recuperar el equilibrio. Así que el perturbador de la paz llevará su merecido si le dices todo lo que piensas de él o, más aún, emprendes cierta acción dentro de lo razonable.

El sentido de la justicia nos empuja constantemente a juzgar a los demás. Sin embargo, eso rápidamente se convierte en costumbre, y con el trascurso de los años muchos se trasforman en acusadores profesionales. Aunque en la mayoría de los casos, al juzgar a alguien, no tenemos ni la menor idea de qué le indujo a actuar así.

Puedes deshacerte de gran parte de esas desgracias si te libras de los titánicos esfuerzos destinados a mantener potenciales excesivos. Aparte de malgastar tanta energía, por la acción de las fuerzas equilibrantes surgidas obtienes algo totalmente contrario a tu intención. Por lo tanto, debes dejar de golpearte como una mosca contra el cristal y redirigir tu intención hacia el desarrollo de tus cualidades, sin preocuparte por tu posición en la escala de superioridad. Al quitarte de encima el peso de la preocupación por elevar tu propia relevancia, te librarás de la influencia de las fuerzas equilibrantes. Tendrás menos problemas y te sentirás más seguro de tus capacidades.

Por otra parte, debes desechar toda idea de que eres capaz de controlar el mundo que te rodea.

El Transurfing permite elegir el destino sin rozar los intereses de nadie. Es mucho más eficaz que ir a campo traviesa superando obstáculos. Tu destino está realmente en tus manos, pero en el sentido que sólo se te da el derecho de elegirlo, no de cambiarlo. Al actuar desde la posición de creador del destino, en su sentido literal, mucha gente sale derrotada. En el Transurfing no hay lugar para la lucha; por lo tanto, puedes «enterrar el hacha de la guerra» con alivio.  No creas que cuantos te rodean atribuyen a tus imperfecciones la misma importancia que tú.

En realidad cada uno se preocupa sólo por sí mismo; por lo tanto, puedes quitarte tranquilamente esta titánica carga de encima. Al hacerlo desaparecerá el potencial excesivo, las fuerzas equilibrantes dejarán de agravar la situación y la energía liberada se dirigirá al desarrollo de tus virtudes.

Se trata de que no luches contra tus imperfecciones ni intentes ocultarlas, sino que las compenses con otras cualidades.

Cada uno tiene su guion de vida. Para eso bastará sólo con elegir tu propio credo y vivir de acuerdo con él.

… quien se convierte en líder es el que vive según su propio credo. Precisamente por eso se ha convertido en un líder, porque se liberó a sí mismo de la obligación de tener que consultar a los demás sobre cómo tiene él que actuar.

«Quieres mucho, tendrás poco». Este refrán infantil tiene su razón. Pero yo lo parafrasearía así: «Cuanto más quieres, menos consigues». Cuando tus deseos de obtener algo son excesivamente fuertes, al punto de jugarlo todo a una sola carta, creas un potencial excesivo enorme que rompe el equilibrio.

Podemos destacar tres formas de deseo. La primera forma es aquélla en que un deseo fuerte se convierte en una intención firme de tener y actuar. Entonces el deseo se cumple. Con eso el potencial excesivo se dispersa, pues la energía del deseo se emplea en la acción. La segunda forma es un deseo inactivo fatigoso, que representa un mero potencial excesivo. Está suspendido en el campo energético y, en el mejor de los casos gasta en vano la energía; en el peor, atrae cualquier desgracia. La más pérfida es la tercera forma, que se presenta cuando un deseo fuerte se convierte en dependencia del objeto de deseo.

Hay que tratar la vida con más simplicidad. No menospreciarla, pero tampoco embellecerla. Cavilar menos sobre cómo es la gente: buena o mala. Aceptar el mundo en su manifestación diaria.

Permítete el lujo de ser tú mismo. No te ensalces ni rebajes tus cualidades y defectos. Procura establecer la paz en tu interior: no eres importante y tampoco eres insignificante.

¡Nunca pongas todo a una carta, por muy segura que sea ésta!  El humor es la renuncia misma, la caricatura de la importancia.  Nunca, bajo ninguna circunstancia te alabes por nada, ni siquiera cuando ciertamente lo merezcas. Y por algo que todavía no has conseguido, menos aún. Es extremadamente desventajoso, pues en este caso las fuerzas equilibrantes siempre actuarán en tu contra. Siéntete como si estuvieras en tu casa, pero no olvides que eres sólo un huésped. Si estás en armonía con los péndulos que te rodean, es decir, si lates al unísono con ellos, tu vida trascurre fácil y agradablemente. Si has entrado en resonancia con el mundo circundante, obtendrás energía y alcanzarás tu objetivo sin muchos esfuerzos.  Eso sí: hay que evitar movimientos impensados y bruscos. En cuanto disminuyes la importancia y te liberas de la influencia del péndulo destructivo que no te deja vivir, de inmediato encontrarás una salida óptima.

La mente no trata dirigir sus movimientos yendo con la corriente, sino que intenta dirigir la corriente misma.

Pasar el centro de la gravedad desde el control a la observación significa aceptar el universo vital de las variantes con sus imprevistos y desviaciones. Si te mueves a favor de la corriente, el mundo saldrá a tu encuentro.

Vadim Zeland: El espacio de las variantes