Mente y escuela

Al principio todo depende de la mente: la mente debe educarse, debe despertar. Después, dependerá de la emoción. Para esto, uno necesita una escuela, uno deberá encontrarse con otras personas que sepan más que uno mismo y deberá discutir las cosas con ellas.

 

Mente y escuela

Primero, uno deberá trabajar sobre la adquisición de conocimiento, material, práctica. Luego, cuando uno consiguió cierta cantidad, empieza a trabajar con otras personas, de modo tal que una persona es útil a otra y ayuda a otra. En la segunda línea, debido a cierta organización especial, uno está en posición de trabajar para otras personas, no sólo para sí. Y después puede entender de qué modo puede ser útil a la escuela. Todo es cuestión de entender. En la tercera línea, usted trabaja para la escuela solamente, no para usted. Si trabaja en esas tres líneas, luego de algún tiempo, esta organización se convertirá para usted en una escuela; pero para las otras personas, que sólo trabajan en una línea, no será una escuela. Recuerda que dije que una escuela es una organización en la que no sólo podrá adquirir conocimiento sino también cambiar su ser.

Hace muchísimo tiempo llegué a la conclusión que en el hombre existían muchas cosas que podrían ser despertadas, pero vi que esto no conducía a ninguna parte, porque en un momento eran despertadas y en otro momento desaparecían, puesto que no había control. De modo que me di cuenta que era necesaria una escuela y empecé a buscar una, nuevamente en conexión con estos poderes que llamé «milagrosos». Con el tiempo, descubrí una escuela y encontré muchas ideas. Estas son las ideas que ahora estamos estudiando. Para este estudio, es necesaria una organización, primero, a fin de que las personas puedan aprender estas ideas y, segundo, a fin de que aquéllas sean preparadas para una etapa ulterior. Esta es una de las razones de una organización, y sólo pueden tener un lugar en ella aquellas personas que ya hayan hecho algo por ellas. Mientras estén en poder de la falsa personalidad, no podrán ser útiles, ni a sí mismas ni al trabajo. De modo que el primer objetivo de cada uno que se interese por el trabajo es estudiarse y descubrir lo que debe ser cambiado. Sólo cuando se cambian ciertas cosas, uno está preparado para el trabajo activo. Una cosa deberá conectarse con otra. Uno deberá entender que el estudio personal está conectado con la organización y con el estudio de las ideas generales. Con la ayuda de estas ideas podremos descubrir muchas más: cuantas más tenga, más podrá descubrir. El trabajo nunca está en un final: el final es siempre lejano. Esto no puede ser teórico, cada una de estas ideas debe volverse práctica. En este sistema hay muchas cosas que un hombre corriente no puede inventar. Uno puede descubrir por sí algunas cosas; otras cosas sólo podrá entenderlas si a uno se las dan, pero no de otro modo; y hay una tercera clase de cosas que uno no podrá entender en absoluto. Es necesario entender estas graduaciones.

Cuando las personas trabajan juntas en algo por la misma experiencia, empiezan a ver, en sí mismas y en las otras personas, diferentes cosas que no advierten cuando tan sólo discuten. La discusión es una cosa y el trabajo es otra. De modo que en todas las escuelas existen diferentes clases de trabajo organizado, y las personas podrán encontrar siempre lo que les cuadre, sin sacrificios innecesarios, porque no se esperan sacrificios.

Si uno trabaja solo, o si lo intenta, no podrá poner a nadie en su lugar, y en cierto momento esto se torna muy necesario a fin de pasar al siguiente paso del conocimiento y del ser. Dije que un hombre puede ascender al siguiente peldaño de la escalera, solamente poniendo a otro hombre en su lugar.

Esta es la respuesta a la cuestión sobre poner a alguien en el lugar de uno, porque las demás personas cuidan de usted y ordenan las cosas para usted. Estudiaron las ideas del sistema antes que usted y en su estudio llegaron a cierto punto; y ahora quieren ir más allá. Para eso han de ayudar a otras personas para que sepan lo que ellas saben. No pueden hacerlo por sí mismas, de modo que ayudan a ordenar pláticas y otras cosas para los más nuevos. Esto es parte del plan general del trabajo de la escuela. El principio del trabajo es que cada uno deberá hacer lo que pueda. Luego, cuando llegan otras personas, les corresponde hacer lo que los demás hicieron antes que ellas. Es necesario cierto período de esfuerzo y cada uno deberá participar en él.

Un hombre puede hacer más en grupo que por sí solo por muchas razones. La primera, como expliqué, porque no puede tener totalmente a un maestro para él solo. La segunda, porque en las escuelas se alisan ciertos ángulos agudos. Las personas tienen que adaptarse entre sí, y esto es generalmente muy útil. La tercera es que uno está rodeado por espejos; puede verse en cada persona.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. XI