Péndulos de la enfermedad

Cualquiera de nosotros estuvo enfermo al menos una vez en la vida. Una enfermedad produce en el hombre muchos disgustos y preocupaciones, crea pensamientos y emociones negativas que se emiten al espacio. Esa energía es tierra bendita para  el desarrollo de los péndulos de la enfermedad. Ellos siempre asimilan bien la energía negativa.

Los péndulos de la enfermedad son de los más pode­rosos. Ante todo son las enfermedades en sí y las epidemias. Frente a ellos existen los péndulos de la medicina, de cualquier tipo. ¡Imagi­na qué estructuras tan potentes son! Clínicas, sanatorios, institutos, fábricas, farmacias, ciencia, educación.

Péndulos de la enfermedad

El objetivo declarado de los péndulos de la medicina es la lucha contra las enfermedades. En realidad esta lucha crea una multitud de fenómenos negativos, propios de los péndulos destructivos, ya que su objetivo principal es mantener y atraer a partidarios.

Por ejemplo, la medicina oficial trata con hostilidad todos los métodos de tratamiento alternativos (dicho de otro modo, los que no pertenecen a la medicina tradicional).

La crítica de las antiguas y erróneas ideas, si proceden de los partidarios de la medicina natural, será declarada anticientífica. Cualquier método de curación nuevo que le pertenezca será recibido con extrema animosidad por los par­tidarios de la medicina tradicional. Los partidarios de los métodos alternativos, a su vez, no tienen nada en contra de lanzar piedras al tejado de los ortodoxos.

Un individuo que esté bajo influencia de los péndulos de las en­fermedades o de la medicina no puede recuperar el estado físico de su juventud: aquella época de su vida en que las cuestiones de salud apenas le podían preocupar. No les daba importancia y simplemen­te no prestaba atención a su salud, puesto que nada le molestaba. Como consecuencia, la emisión energética no incluía las frecuencias de los péndulos de las enfermedades.

Con la edad, poco a poco, en mayor o menor grado, caes bajo la influencia de los péndulos. Al emitir energía en la frecuencia de los péndulos, les das tu energía, dependes de ellos y te trasladas a las líneas malsanas de la vida. Por tanto, para obtener la salud de antes, es necesario que en primer lugar te liberes de cualquier relación con los péndulos de las enfermedades y la medicina. Eso significa: no admitir que entre en ti información alguna de los péndulos y no participar en sus juegos. En otras palabras, aplicar el método de hundimiento del péndulo. Pero si tienes alguna enfermedad que te preocupe en serio, debes jugar al juego de la Curación y cuidar tu cuerpo; en este caso ése será el método de extinción.

A todos nosotros se nos inculca, en la conciencia y el subconsciente, el hecho de que todos somos propensos a las enfermedades, estamos enfermos o pronto lo estaremos. Y la mayoría acepta estas reglas de juego. Y ésa no es la cara proclamada del péndulo destructivo, sino la auténtica. Su ob­jetivo no es curar al individuo de las enfermedades, sino convertirlo en partidario, es decir, inculcarle que está enfermo y debe tomar medicamentos.

Otro método curioso para atraer partidarios: las previsiones de tiempo desfavorable. Como base de argumentación se toma la información sobre tempestades magnéticas, fluctuación de la presión atmosférica y otros factores desfavorables. (Toma nota de que todos estos fenómenos, en un grado u otro, ocurren prácticamente todos los días).

Partiendo de estos datos se hace el pronóstico: quiénes y con qué enfermedades pasarán malos ratos hoy o mañana. Hace gracia escuchar un par de veces cómo el péndulo casi se atraganta, enumerando enfermedades de todo género y sus inevitables conse­cuencias para quienes los padecen. Pero luego quedas horrorizado. ¿Te imaginas qué programa tan destructivo se imbuye en la con­ciencia de las personas ya enfermas? Tras haber escuchado algo se­mejante, uno puede pensar que lo mejor es no salir nunca de casa o meterse directamente en el cajón. Por supuesto, las condiciones meteorológicas desfavorables afectan tu estado físico, pero ¿para qué disponerse a eso desde el principio? Y eso que es mucha la gente, sobre todo entre los mayores, que prestan oídos a esos desbordes del péndulo y se programan anticipadamente enfermedades y agra­vamientos de sus dolencias, como si se tratase de una sentencia. Semejantes pronósticos son un ejemplo de la descarada y cínica pretensión del péndulo de someter a las personas bajo su voluntad.

Y por último, un argumento muy clásico: conversaciones sobre la salud con familiares y conocidos. Como regla general, nunca se habla de cómo fortalecer la salud, sino sobre las enfermedades y su curación. Uno describe con entusiasmo cómo se atiende todas sus pupas, mientras que el otro gime cumplidamente en respuesta: sí, dice, la vejez gozo no es. Los participantes de tal conversación emiten activamente energía en la frecuencia de los péndulos de las enfermedades. Esa energía es tan contagiosa como los gérmenes pa­tógenos. Evita semejantes relaciones; de lo contrario, ni siquiera tú mismo te darás cuenta de cómo pasas a la frecuencia de emisión de la enfermedad.

Es muy fácil identificar el péndulo de la enfermedad: él te atrae con información sobre enfermedades y su tratamiento. Si decides ig­norar esa información (en otras palabras, si te desentiendes de esa información y no la tomas en serio), el péndulo se quedará confuso y te dejará en paz: es su hundimiento. Si recibes esa información con burlas y una risa sana, el péndulo, horrorizado, huirá de ti a toda prisa: eso será su extinción.

Al apartarte de los péndulos de las enfermedades obtendrás ple­na libertad, la cual no podrá durar mucho. Así está organizado el hombre, que necesita ser partidario de algún péndulo. De modo que corres el riesgo de caer de nuevo bajo su influencia, tarde o tem­prano. Para que eso no te pase, necesitas salir del estado suspendido uniéndote a los péndulos de la sanación. Ellos se encargan de todo lo relacionado con el fortalecimiento del cuerpo y el espíritu. Hazte partidario de un estilo de vida saludable y comprenderás que, en comparación con la triste y penosa lucha contra las enfermedades, es algo alegre y fascinante.

Es completamente evidente que, si uno se ocupa de tener buena salud, emite energía en la frecuencia de las líneas saludables y, por tanto, no le queda tiempo para enfermarse. Así, como ves, existen dos estilos de vida totalmente opuestos: la curación de las enferme­dades y cuidado de la salud. Está claro que respecto de las enferme­dades, el primer estilo tiene que ver con la intención interior, y el segundo, con la exterior. Tú mismo eliges tu estilo de vida.

Vadim Zeland: Adelante al pasado, cap. 1