Problemas de las relaciones humanas

Una gran parte de problemas de las relaciones humanas es conse­cuencia de la lucha de la mente contra la corriente de las variantes. La crítica es una de las revelaciones de esa lucha. La crítica es el resultado directo de la intención interior.

 Relaciones humanas

Estimular a alguien y centrarse en sus cualidades positivas corresponde a la intención exterior. Criticar a alguien es lo mismo que luchar contra el mundo circundante. De eso no obtendrás ningún beneficio, a no ser que consideres be­neficio el intento de fastidiar a tu adversario y volcarle toda tu bilis. El estímulo, al contrario, es la fuerza propulsora con respecto a las relaciones con la gente. Al culpar y criticar a alguien, intentas influir en él con tu intención interior. Mientras que al destacar sus méritos (a pesar de todo), no pierdes nada, pero permites que la situación se desarrolle a tu favor.

No culpes de nada a los otros. Muchas personas son propensas a reprocharse y retener el sentimiento de culpa. Pero nadie está dis­puesto a tolerar los reproches de los otros. Al culparse a sí mismo, uno es capaz de llegar hasta el sadomasoquismo. Sin embargo, las acusaciones de otros siempre resultan hirientes.

En cualquier caso el otro se sentirá ofendido, aun si no tiene razón y la acusación es justa. Bien, y ¿para qué te sirve culparlo? ¿Para des­cargar tu bilis sobre él? Pero de esa manera creas el potencial excesivo por el que sufrirás tú mismo. Si tu objetivo principal es convencer a alguien de que reconozca su error, una vez más, no lo vas a conseguir. Al escuchar tus acusaciones, es poco probable que él reconozca del todo que no tiene razón, aun si verbalmente se manifiesta de acuerdo contigo. Puedes lograr algunos resultados, al intentar autoafirmarse culpando a los otros o establecer el control usando acusaciones. Pero en este caso te conviertes en un manipulador.

Si no persigues ninguno de estos objetivos, renuncia a la crítica y a las acusaciones. Al reprobar y criticar a la gente, estás dando manotazos en el agua en el intento de ir contra la corriente. Des­preocúpate de las imperfecciones de los demás y piensa sólo en sus méritos. Es lo que significa moverte según la corriente, y es lo que te brindará un beneficio inapreciable.

Vadim Zeland: Adelante el pasado, cap. 2