Amortiguadores

Amamos a alguien un momento y lo deseamos muerto en el siguiente. Sólo que no lo vemos. Empero, a veces los momentos sobrevienen cuando podemos sentir todas nuestras emociones sobre el mismo tema. Sólo que usted deberá esperar hasta obtener un gusto de tal momento, porque sin un gusto de él, jamás obtendrá nada más en entendimiento de lo que significa un momento de conciencia. La conciencia puede ser muy fuerte y definida. Pero, en la mayoría de los casos, está dormida porque, como la mayoría de la gente está dormida, en ella todo está dormido.

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De modo que la conciencia debe ser despertada. Debemos aprender a entender la verdad emocionalmente en ciertos casos, y podemos hacer esto sólo no teniendo miedo de enfrentar en nosotros las contradicciones.

Tenemos en nosotros aparatos especiales que nos impiden ver estas contradicciones. Estos aparatos se llaman amortiguadores. Los amortiguadores son dispositivos especiales, o un crecimiento especial si lo desea, que nos impide ver la verdad sobre nosotros y sobre las cosas. Los amortiguadores nos dividen en una suerte de compartimientos a prueba de pensamientos. Podemos tener muchos deseos, intenciones y objetivos contradictorios, y no vemos que son contradictorios porque los amortiguadores están entre ellos y nos impiden mirar de un compartimiento al otro. Cuando usted está en un compartimiento, piensa que éste es todo, luego pasa al otro compartimiento y piensa que éste es todo. Estos aparatos se llaman amortiguadores porque, como en un vagón ferroviario, disminuyen los choques. Pero en relación con la máquina humana son más todavía: hacen imposible ver, de modo que también son anteojeras. Las personas con amortiguadores realmente fuertes nunca ven; pero Si vieran cuan contradictorias son, serían incapaces de moverse, porque no confiarían en sí mismas. He aquí porqué los amortiguadores son necesarios en la vida mecánica. Tales casos extremos significan desarrollo equivocado, pero incluso en las personas corrientes, en una u otra línea hay siempre amortiguadores profundamente escondidos.

Primero, debemos verlo; antes de verlo, nada puede hacerse. Y si puede hacer algo luego de haberlo visto, eso depende del tamaño del amortiguador y de muchas otras cosas. A veces es necesario tomar un martillo y romperlo; y a veces desaparece si le arroja luz, pues los amortiguadores no gustan de la luz. Cuando los amortiguadores empiezan a desaparecer y se vuelven menos fuertes, la conciencia empieza a manifestarse. En la vida corriente, aquélla es sujetada por los amortiguadores.

Los amortiguadores son muy difíciles de describir o definir. Como dije, son una suerte de particiones en nosotros  que nos  impiden observarnos.  Usted  puede tener actitudes emocionales diferentes (ellas se refieren siempre a las actitudes emocionales) hacia la misma cosa por la mañana, al mediodía y por la noche, sin advertirlo. O en cierto conjunto de circunstancias, usted tiene una clase de opiniones, y en otras circunstancias otra clase de opiniones, y los amortiguadores son paredes que están entre ellas. Por lo general, cada amortiguador se basa en alguna clase de presunción equivocada acerca de uno mismo, acerca de las propias capacidades, de los propios poderes, inclinaciones, conocimiento, ser, consciencia, etc. Difieren de las ideas equivocadas corrientes porque son permanentes; en circunstancias dadas uno siempre siente y ve la misma cosa; y usted deberá entender que en el hombre nº 1, nº 2 y nº 3 nada debe ser permanente. La única posibilidad que tiene de cambiar es que en él no hay nada permanente. Las opiniones, los prejuicios, las ideas preconcebidas no son amortiguadores todavía, pero cuando se tornan muy firmes, y siempre los mismos, y siempre tienen la misma artimaña de ocultar las cosas de nuestra vista, se convierten en amortiguadores. Si las personas tienen alguna clase de actitud equivocada constante, basada en información equivocada, trabajo equivocado de los centros, emoción negativa, si siempre usan la misma clase de excusa, preparan los amortiguadores. Y cuando un amortiguador se establece y torna permanente, detiene todo progreso posible. Si los amortiguadores continúan desarrollándose, se convierten en ideas fijas, y eso ya es locura, o el comienzo de la locura.

Los amortiguadores pueden ser muy diferentes. Por ejemplo, conocí a un hombre que tenía un amortiguador interesantísimo. Cada vez que hacía algo equivocado, decía que lo hacía adrede, como un experimento. Este es muy buen ejemplo de un amortiguador. Otro hombre tenía un amortiguador de que nunca llegaba tarde; de modo que, con este amortiguador, firmemente establecido, siempre llegaba tarde pero nunca lo advertía, y si se le llamaba la atención, siempre se asombraba y decía: «¿Cómo puedo haber llegado tarde? ¡Nunca llego tarde!»

Si uno no trabaja pero sólo piensa que trabaja y un amortiguador desaparece repentinamente por algún accidente, uno se encuentra en una situación muy desagradable, y también ve que sólo pretendió trabajar. Los amortiguadores nos ayudan a pretender en vez de trabajar realmente. He aquí por qué las personas en el estado corriente no pueden tener Conciencia, porque si la conciencia sobreviniera de repente, se volverían locas. Los amortiguadores son útiles a este respecto; ayudan a mantenernos despiertos; pues si los otros lados no están desarrollados, si todo no se pone en cierto equilibrio uno no podría soportarse como es. De modo que ni siquiera es aconsejable destruir los amortiguadores antes que uno esté preparado. Uno primero debe estar preparado. Sólo nos podemos soportar porque no nos conocemos. Si nos conociéramos como somos, eso seria insoportable.

El estudio intelectual de sí es sólo preparación; pero cuando trata de recordarse y de no identificarse, usted empieza a sentirse emocional.

Todos tenemos amortiguadores, no podríamos vivir sin ellos; tendríamos que ser sinceros todo el tiempo, y verlo todo, todo el tiempo.

P.D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. VI