El hinduismo distingue lo Absoluto, el Ser, Brahman, de Brahma, la divinidad creadora que es la personificación mitológica del aspecto creador de Brahman.

Brahman equivale a la Conciencia pura. Con ella aparece el mundo, lo que implica que, hasta cierto punto, lo crea. Al despertarnos cada día aparecen en nuestra conciencia espontáneamente el cuerpo, la mente y el mundo. La Conciencia hace posible este extraño «milagro» cotidiano. Sin Conciencia no hay persona, no hay mente, no hay mundo. Brahman es el Origen del mundo. Por otra parte, el mundo objetivo también es Brahman en tanto que nada hay fuera de Él. La materia también es de su misma naturaleza: es Conciencia en una expresión más densificada. Este concepto puede ser comprendido por analogía (si bien de forma tosca) relacionándolo con las formas que puede adoptar el agua: más sutil en el vapor, más densa en el estado líquido o extremadamente sólida y densa en el caso del hielo, si bien en los tres casos sigue siendo agua.

Este universo fenoménico no tiene más causa material que Brahman. Por consiguiente, todo este Universo es tan solo Brahman y nada más.
(Sankara: Aparoksha Anubhuti, 45-46)

 

La filosofía de liberación advaita se sustenta en que el «Yo último» en cada individuo es Brahman. Y no lo es por semejanza, sino porque Brahman es trascendente e inmanente a la vez. Recurrimos a la definición del término «inmanente» del diccionario de la lengua castellana:

Inmanente: «Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella. «

El estudiante del advaita comprende que la Conciencia pura es su Identidad última, despojada de los atributos aparentes resultado de la identificación con el cuerpo, los pensamientos, los recuerdos y el mundo que nos rodea. Cuando confunde su identidad no-objetiva con sus atributos objetivos surge la apariencia de un «yo particular» sustancial y separado. Pero, al desidentificarse con las formas aparentes y transitorias advierte que lo Absoluto (Brahman) o Conciencia Pura es su Fondo. Sabe que no podrá conocer (como algo aparte de él) a Brahman. Para «conocerlo» tendrá que SERLO o, más bien, tendrá que ser consciente de que ya es Brahman, pues es imposible estar separado de él, como el árbol no está separado de su raíz.

Los maestros advaita insisten en la inmanencia y en la trascendencia de Brahman: la Conciencia pura es la realidad última de todo lo existente y, a la vez, siempre es trascendente con respecto a cualquier contenido de conciencia o realidad objetiva particular.

Trascendente: «Que está más allá de los límites de cualquier conocimiento (objetivo) posible.

Así cobra sentido la afirmación de Sankara:

Yo soy el supremo Brahman omnisciente y omnipenetrante, pues penetradas por el intelecto, todas las cosas en todas las condiciones son siempre iluminadas por mí.
(Sankara: Upadesa Sahasri, 12- 1)

También se aviva el significado del versículo siguiente:

Él está presente en todas las formas y, sin embargo, las trasciende todas.
(Sankara: Aparakosha Anubhuti, 40).

Este es el núcleo clave que el estudiante debe comprender. No existen dos realidades separadas: un yo individual separado deseoso de unirse con el Ser o Brahman. No hay conexión o unificación posible porque ya se es Brahman. Lo que sí hay que llevar a cabo es la completa realización de Brahman, la total absorción consciente en Él. El estudiante, aún sabiéndose Brahman, debido a las inercias mentales sigue condicionado por su conciencia identificada con su falsa identidad. Para llegar a la plena realización, la propuesta advaita no puede ser más sencilla. Basta con Ser, con instalarse en nuestro sentido de Ser (sabemos que somos), que en cada individuo se reconoce como «Yo Soy». Instalarse significa ser conscientes del sentido «Yo Soy» puro, sin mezclarlo con los atributos con los que lo hemos revestido: «yo soy tal persona, yo soy así, yo soy esto o aquello.» Basta con tomar conciencia del sentido «Yo Soy» y de permanecer el mayor tiempo posible morando en él. Poco a poco, la sensación de Ser se hará más honda. Entonces comenzará a operarse una transformación profunda en nuestro interior. A mayor profundidad, mayor comprensión y mayor paz interior.

La filosofía india nos dice que la naturaleza del Ser (el sentido de Ser puro o Conciencia Pura) es «Sat, chit, Ananda», que significa: Ser, Conciencia y Beatitud. En la medida de la profundidad de la inmersión en el Ser. estas tres cualidades de la Esencia comienzan a manifestarse abiertamente en mayor o menor medida.

En Sat-chit-ananda (Ser, Consciencia, Beatitud), naturaleza de Brahma, el mundo de los nombres y de las formas se manifiesta de la misma manera que las olas y gotitas que emergen del océano; a este acontecimiento se lo llama manifestación.
(Sankara: Drig Drisya Viveka, 14)

Para conocerse a sí mismo es necesario, en palabras de Nisargadatta, «dirigir la flecha de la atención hacia el interior en vez de hacia el mundo». Y, por supuesto, descartar a través del discernimiento todo aquello que no sea realmente «Yo». De este proceso trataremos más adelante. Insistamos ahora en que el sentido «Yo Soy» es Brahman inmanente y que, de la profundidad de la inmersión, depende nuestra menor o mayor realización. Asimismo, en la medida que seamos más auto-conscientes nuestro grado de entendimiento, en general, se hará cada vez mayor.

Para esto (conocerse a sí mismo) mantenga firmemente en el foco de la conciencia la única pista que tiene: su certeza de ser. Sea con ella, juegue con ella, medite sobre ella, cave profundamente en ella, hasta que la concha de la ignorancia se rompa y usted emerja en el reino de la Realidad.
(Nisargadatta: Yo Soy Eso, cap. 58)

Correctamente aprendido lo anterior, cobra mayor sentido la afirmación «Yo Soy Eso». En esta frase, «Eso» es el Ser, el campo de Conciencia Infinito: Brahman.

Nada tengo que ganar ni que perder; no tengo alegría ni tengo pena. ¡Oh conocedor de lo Brahman!, así me hallo.
(El Cantar de Ashtavakra, 12:4)

Los grandes maestros del advaita afirman haber rebasado la noción de Ser para alcanzar «Aquello que está más allá del Ser, de Brahman«. Parabrahman. El «estado» que corresponde ese rebase es inefable. Se le conoce como el cuarto estado o turiya y se define, paradójicamente, como «el estado sin estado».

 Benigno Morilla