Tu mente y la de Dios son una

Cuando te sientas culpable, recuerda que el ego ciertamente ha violado las leyes de Dios, pero tú no. Los «pecados» del ego déjamelos a mí. Ése es el propósito de la Expiación. Pero hasta que no cambies de parecer con respecto a aquellos a quienes tu ego ha herido, la Expiación no podrá liberarte. Si te sigues sintiendo culpable es porque tu ego sigue al mando, ya que sólo el ego puede experimentar culpabilidad. Eso no tiene por qué ser así.
Vigila tu mente contra las tentaciones del ego, y no te dejes engañar por él. No tiene nada que ofrecerte. Cuando hayas abandonado ese des-ánimo voluntario, verás cómo tu mente puede concentrarse, trascender toda fatiga y sanar.

El ego inventado

Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado al ego. De hecho, ésa es la mejor pregunta que puedes hacerte. Sin embargo, no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguiesen repitiéndose en el presente. El pensamiento abstracto es pertinente al conocimiento porque el conocimiento es algo completamente impersonal, y para enten­derlo no se necesita ningún ejemplo. La percepción, por otra parte, es siempre específica y, por lo tanto, concreta.

El descenso al infierno

Repentinamente, surgió de la nada un aparente pensamiento en la mente de uno de los Hijos de Dios: ¿”Puede haber un opuesto a aquello que es”? Un componente-Hijo, una parte del Todo, quería tener la experiencia de ser el Todo, la Fuente de todo Ser, y quería negar y reemplazar a nuestra Fuente. Inherente a este pensamiento era el limitar lo ilimitado, darle forma a lo informe, concretizar la abstracción y fabricar lo específico; en resumen, un rechazo a nuestro Creador-Fuente y a la creación establecida por Él; un pensamiento inconcebible en la Realidad, más concebido de algún modo.

No juzguéis

La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. Juzgar es el proceso en el que se basa la percep­ción, pero no el conocimiento. He hecho referencia a esto ante­riormente al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo. Los juicios siempre entrañan rechazo. Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido.

Despierta del sueño

Somos una Idea en la Mente de Dios, y esta Idea, sin limitación alguna, se compone de un número infinito de Pensamientos. Todos estos Pensamientos son los Hijos de Dios y la Idea unificada -el Cristo- es el Hijo. Por lo tanto, todos los Pensamientos de Dios son creación y, puesto que la Mente se extiende, los Pensamientos ilimitados que la Mente de Dios extiende son el Cristo. Somos los pensamientos informes que pulsan desde esta vasta mente, más estos pensamientos son abstractos y no tienen contraparte para las formas específicas del mundo. Como pensamientos en la Mente de Dios, emulamos el proceso de la creación, y nuestras extensiones son nuestras creaciones.

Introducción al libro «Despierta del sueño»

Fue nuestro fracaso en despertar del sueño de rebelión lo que puso en movimiento el drama cósmico que culminó con la fabricación del universo físico. Además, es nuestro fracaso progresivo en despertar de nuestros sueños individuales lo que nos obliga a repetir este “drama” de separación en todos y cada uno de los aspectos de nuestro soñar en este mundo. El perdón se convierte en el medio que el Espíritu Santo, la respuesta de Dios a la separación, utiliza para corregir el pensamiento equivocado del Hijo y reunir a la fragmentada Filiación.