Diapositivas positivas

Al crear diapositivas negativas concentras tu atención en lo que no te gusta en ti, lo que quieres ocultar, aquello de lo que quieres librarte.  Ahora la tarea consiste en pasar tu atención a las cualidades que te gusten en ti y a las que te gustaría tener. Como ha sido demostrado antes, es imposible ocultar los defectos, pero si quieres, puedes fácilmente destacar y desarrollar tus cualidades. Para empezar debes hacer inventario en ti mismo y revelar tus diapositivas negativas. Plantéate la pregunta: ¿qué es lo que no te gusta en ti? ¿Qué es lo que quieres ocultar? ¿De qué quieres librarte? El individuo crea sus diapositivas inconscientemente. Ahora despierta y mira conscientemente tus diapositivas negativas. En un estado consciente las encontrarás con facilidad. Debes quitarte semejante basura de la cabeza. ¿Cómo se hace? No podrás librarte de eso sin más; no es como afeitarse la barba. Si vas a luchar contra esas diapositivas, se revelarán más aún. Debes privarlas de la base en la que se sostienen, es decir, de tu atención y del significado que estés dando a las diapositivas. Es necesario desviar la atención de lo negativo a lo positivo. Olvídate de todo lo que te fastidiaba y deja de luchar contra ti mismo. Apártate de tus imperfecciones y pasa la atención a las cualidades que tienes o a las que quieres obtener.

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¿Es importante para ti ocultar tus defectos? Es la base para una diapositiva negativa. ¿Es importante para ti causar una buena impresión? Será la base para una diapositiva positiva. Todo ha quedado en su sitio, sólo ha cambiado la orientación de tu atención, de tu importancia.

Dibújate a ti tal como quieres verte. Eso no será un autoengaño, pues este juego es completamente consciente. Te autoengañabas al luchar contra tus defectos, suponiendo que podrías ocultarlos o eliminarlos con la intención interior. Crea para ti una diapositiva donde luzcas en toda tu gloria. Ámate en esa diapositiva y cuídala, cada vez añadiendo detalles nuevos.

La diapositiva no debe obligatoriamente contener una imagen estática. Puedes imaginar cómo te mueves, con qué gracia y seguridad; que estás vestido con mucha elegancia; que te comportas de manera muy aristocrática; cómo luces la agudeza de tu espíritu; emanas encanto; atraes a la gente; resuelves fácilmente los problemas. Ahora introduce esta diapositiva en tu cabeza y ¡adelante! Una diapositiva positiva, al igual que la negativa, influirá directamente en tus acciones y tu conducta. Sin darte cuenta y hasta inconscientemente, irás sintonizándote con esa diapositiva. Pero el trabajo básico lo hará la intención exterior según la imagen de la diapositiva.

Con el tiempo la diapositiva se convertirá prácticamente en una parte de tu personalidad; es entonces cuando dejará de ser una diapositiva. Cuando consigas lo deseado, esto carecerá de todo significado para ti. La importancia desaparecerá y la diapositiva se disolverá, pero habrá cumplido su misión. Eso significará que el alma y la mente llegaron a un acuerdo. Y eso sucederá infaliblemente, pues es lo que tú quieres con el alma y la mente. Mientras la mente intenta hacer real la diapositiva, en el fondo del alma, de todos modos, eres consciente de que todo eso es sólo un juego disfrazado. Pero si consecuente y sistemáticamente fijas en la mente una imagen de la diapositiva, el alma se acostumbrará y aceptará la diapositiva como parte integral suya.

Como ves, conseguir lo deseado no es tan difícil. La cuestión está sólo en la determinación de tener. Las imágenes de las diapositivas pueden referirse a cualquier cualidad que, en tu opinión, te falte. Sin embargo, tienes que percibir hasta qué punto es real la materialización de tal diapositiva en la realidad. No se debe pintar una imagen ideal de una tirada. Es mejor que empieces por algo realmente accesible. Con el tiempo podrás subir a niveles más altos.

¡Bajo ningún concepto copies la imagen de las personas que, en tu opinión, poseen las cualidades necesarias! Tu diapositiva debe ser sólo tuya, no una copia de una ajena.

No te olvides de la imagen en la diapositiva, mantenía constantemente en tu conciencia. Permítete el lujo de renunciar a cualquier vacilación y a dudas del tipo «¿y si no me sale?». No pierdes nada al renunciar a tus dudas. Si te alcanza la determinación de tener, obtendrás lo máximo posible y, a veces, hasta puedes lograr un éxito increíble.

Es posible crear las diapositivas positivas no sólo en relación con la personalidad de uno, también respecto del mundo circundante. Tales diapositivas dejarán pasar todo lo positivo e impedirán que pase lo negativo.

En una exposición te detienes junto a los objetos exhibidos que te gustan y pasas de largo, indiferente, ante los que no te gustaron. En este sentido el mundo circundante se distingue de una exposición en que lo negativo te perseguirá si no vas a pasar de largo indiferentemente. Lo positivo, a su vez, siempre estará contigo si lo aceptas con alegría.

No debes preocuparte demasiado por el hecho de que la diapositiva positiva también altere la percepción. En la mayoría de los casos esa alteración es insignificante, puesto que el control interior, a pesar de todo, hace su trabajo. La alteración producida por la diapositiva positiva sólo es para mejor, siempre que, por supuesto, no se te ocurra imaginarte Napoleón. Es bueno conocer la medida en todo y recordar los potenciales excesivos. Las distorsiones producidas por las diapositivas negativas causan mucho más daño. Pero la distorsión todavía no es lo más importante. La principal propiedad de las diapositivas consiste en que la intención exterior lenta pero seguramente las plasma en la realidad.

Vadim Zeland: El susurro de las estrellas de madrugada, cap. II