El Camino hacia el Amor

El Yo que enseña Krishna en el Bagavad Gita es un aspecto eterno de la naturaleza humana que trasciende toda individualidad, todo cambio en el espacio y el tiempo. Hablando del inmortal “habitante del cuerpo”, Krishna declara:

Las armas no lo cortan.

El fuego no lo quema.

El agua no lo moja. El viento no puede arrancarlo…

Es eterno y está difundido por doquier,

Sutil, inamovible y siempre el mismo.

El Camino hacia el Amor

Lo importante aquí es que el Yo es una experiencia real.

No se trata de un ideal alejado de la realidad de todos los días (que es lo que la mayoría de la mayoría de nosotros piensa del alma), sino que está tan próximo a ti, como el aliento. El Yo es la fuente del Amor y, por lo tanto, es más real que cuanto bloquea al amor: la ira, el miedo, el egoísmo, la inseguridad y la desconfianza. Esas cualidades, por muy extendidas que puedan estar en la sociedad, son temporarias; crecen con el tiempo y deben ser aprendidas. El Yo, por el contrario, está firme en la paz y la seguridad: solo conoce el amor, porque su experiencia es solo de amor.

Cuando interactúas con otra persona eres libre de sentirlo todo, desde el odio más profundo al más profundo amor. Puedes sentirte repelido o atraído; puedes expresar rechazo o aceptación. Pero en el plano del Yo siempre te encuentras con el prójimo en el Amor.

La persona que amas, refleja tu porción del amor universal. Si aprendes a mirar lo bastante a fondo, verás que tu realidad es solo Amor.

En un pasaje famoso los Vedas declaran:

Tal como es el microcosmos, es el macrocosmos.

Tal como es el átomo, así es el universo.

Tal como es el cuerpo humano, así es el cuerpo cósmico;

Tal como es la mente humana, así es la mente cósmica.

Éste versículo se puede simplificar en unas pocas palabras: tú eres el universo. Lo que una persona ve en rededor, desde el más ínfimo de los detalles hasta el más amplio de los panoramas, eso es dicha persona.

La realidad es un espejo del alma

El mundo, para la tradición védica, se divide en: realidad e ilusión. La realidad se forma de espíritu. Por ende, la tarea fijada a cada uno es atravesar el velo de la ilusión a fin de descubrir el espíritu en todo. La misma tarea tenemos ahora por delante.

El materialismo no tiene sitio para éste tipo de aseveraciones. Me descubro testigo de la debilidad que presenta el materialismo en todos los frentes

¿Qué es una plegaria curativa, sino un intento eficaz de abolir la diferencia entre la realidad interior y la exterior?

¿Qué es una remisión espontánea del cáncer, salvo la obediencia del cuerpo material a las briznas de intención albergadas por la mente?

Por terribles que sean, las tinieblas nunca extinguen del todo la chispa de Luz.

Una de las historias de Amor más conmovedoras que he leído sucedió entre dos enemigas durante el Holocausto. Una joven y devota católica estaba siendo sometida a un horrible “experimento médico” realizado en Auschwitz. Quien dirigía su tortura clínica era también una mujer. La muerte vino con lentitud, pero al fin llegó. La joven católica susurró algo ininteligible, ante lo cual la médica dio un paso atrás, suponiendo que se trataba de una maldición. La joven alargó la mano, esforzándose por quitar algo de su cuello, y en un último instante logró tenderlo a su torturadora. “Para usted”, susurró al entregar su rosario a la médica; una última bendición al abandonar el mundo.

Un relato así despierta una oleada de esperanza. A todos nos gustaría creer que un alma redimida puede ayudar a redimir otra, aún en las profundidades de terribles tinieblas. Si esto es verdad, el poder del Amor es tan grande como nos dicen las enseñanzas espirituales.

En el principio del camino, el amor es algo ansiado pero incierto, sofocado por el miedo y la ira, abrumado por la fuerza del odio. Al final, es una realidad donde NO EXISTE OTRA COSA QUE EL AMOR.

Lo que subsiste ahora es la más profunda de todas las curaciones: la curación del Amor

Deepak Chopra