El intento de recordarse

Con el intento de recordarse, muchas sensaciones nuevas empiezan a despertar en el hombre, particularmente sensaciones conectadas con su propia existencia y su relación con el mundo circundante. Y éstas, a su vez, pueden dar pábulo a la comprensión de las diferentes influencias que juegan sobre él ya la posibilidad de escoger entre ellas.

El intento de recordarse

La energía puede ser distraída de los lugares correctos y puesta en los lugares incorrectos por la emoción negativa. Mientras uno no pueda controlar las emociones negativas, no podrá controlar nada más con respecto al centro instintivo. Hay un solo modo de ahorrar energía, y muchos modos de desperdiciarla.

Si usted tiene impresiones vividas, eso significa que en usted entran ciertos hidrógenos. Recibir impresiones significa introducir en usted cierta materia.

Mi 12 se refiere al centro emocional, sol 12 al centro instintivo, y si 12 al centro sexual. Sólo podemos trabajar sobre mi 12. Tenemos demasiado poco si 12, y sol 12 pasa a mayor altura a una pequeñísima cantidad de H6 que, aunque es tan pequeña, mantiene vivos los centros superiores.

Las energías o materias existentes en el mundo exterior, el hombre sólo puede entenderlas o asimilarlas en la medida en que aquél tenga en sí mismo los hidrógenos correspondientes. De manera que, a fin de volverse receptivo a las materias o influencias superiores, él ha de producir en sí mismo los suficientes hidrógenos correspondientes para poner a trabajar sus centros superiores.

Desde este punto de vista, el estudio de sí se convierte en el estudio del trabajo de las diferentes energías en uno mismo; de su desperdicio actual en funciones inútiles y dañinas, y su posible acumulación a los fines del desarrollo de sí.

El estudio de los hidrógenos y su relación de uno con otro nos ayuda también a entender los centros y sus diferentes velocidades. El centro intelectual trabaja con H48; los centros motor e instintivo, con H24; el centro emocional ha de trabajar con H12, pero jamás recibe el combustible correcto y jamás trabaja como debería. Si pudiéramos hacerlo trabajar más rápido, eso constituiría una gran diferencia para nuestras percepciones y nuestras facultades.

El centro emocional, en nosotros, no trabaja con su velocidad apropiada, porque en su mayoría sólo trabajan sus partes motoras; y cuando un centro trabaja con la parte motora, su velocidad es mucho más lenta, mientras que cuando trabaja con la parte intelectual, es mucho más rápida.

Sin materias superiores, el hombre no podría vivir. El alma, que consiste en hidrógenos superiores, debe ser alimentada. La esencia debe ser alimentada. Hasta la personalidad debe ser alimentada, aunque la personalidad vive de algo diferente. Como dije, los hidrógenos superiores pueden extraerse del aire, pero las impresiones (las impresiones especiales, purificadas) pueden dar mucho más. El organismo humano está construido sobre principios cósmicos, de modo que la cantidad es importantísima.

P. D. Oupensky: El Cuarto Camino, cap. IX