El problema es nuestro

“Mi trabajo aquí en tierra es doble. Mi trabajo es, ante todo, hacer enmiendas. Mi trabajo extra es despertar a las personas que podrían estar dormidas. ¡Casi todo el mundo está dormido! La única manera en que puedo despertarlos es trabajando en mí mismo”.

Dr. Ihaleakala Hew Len

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Hace ya varios años encontré en Internet el correo electrónico del Dr. Ihaleakala Hew Len. La verdad es que siempre me gustó investigar y, en ese momento, tenía una gran preocupación que me producía mucha ansiedad, por problemas de otros aún sin resolver y que, a mi modo de ver, eran difíciles y necesitaba que alguien me orientara sobre qué hacer.

En todo caso, sin ayuda, yo no le encontraba la solución. Así que se me ocurrió una idea recordando cómo el Dr. Ihaleakala Hew Len sanó a los enfermos del psiquiátrico, sin ver personalmente a ninguno. Pensé que tal vez, si yo se lo solicitaba, él podría arreglar mi situación y a la persona que tanto me preocupaba. La idea que me vino a la mente era perfecta, él haría la sanación a distancia, sin ni siquiera tener que verla y yo quedaría satisfecha y completamente tranquila.

Para mi desilusión, su respuesta, aunque no tardó en llegar, me daba unas indicaciones y sugerencias de qué y cómo hacer la limpieza, pero lo tenía que hacer yo. Por supuesto, ese no era mi plan, eso no me interesaba, ¿qué tenía que ver yo con el problema?

¡Yo no era la del problema! ¡Sólo trataba de ayudar! Pensaba hasta pagarle si me lo pedía. Me sentí muy defraudada y rechacé sus sugerencias, y por supuesto no mencioné nada, pero simplemente no lo hice. No me interesaba. Yo esperaba que él se ocupara de mi problema. Que me lo resolviera como hizo con los enfermos mentales del psiquiátrico, en fin, me olvidé del Ho’oponopono. Al menos por un buen tiempo.

Lo que no había comprendido en aquel entonces, o no me quería dar cuenta, era que lo que le pasa a casi todo el mundo es creer que la técnica es buena para el otro, para sanar sus problemas; no asumimos que el problema lo tenemos nosotros. Resulta mucho más cómodo encontrar a quién echarle la culpa, así no nos sentimos mal por no habernos hecho cargo. Así, alguien es responsable de nuestro malestar. Buscamos generalmente lo que nos va a liberar del problema del otro, para darle la receta, las indicaciones de qué debe o no debe hacer, adónde acudir, con quién, cómo, etc.

Queremos controlar el problema, la situación y a la persona. No comprendemos que ella y su problema están dentro de nuestras memorias, en nuestra mente y que mientras lo veamos afuera, no encontraremos la solución. Es como la metáfora del proyector y la pantalla cuando no nos gusta lo que vemos, ¿qué hacemos? La solución la encontraremos en el proyector, no hay nada que podamos cambiar en la pantalla, lo que tenemos que hacer es simple, decidimos apagarlo, o cambiar la película. Y hacemos ambas cosas cuando limpiamos usando Ho’oponopono.

Yo soy 100% responsable, porque yo estoy creando esto. Y aunque no lo entendamos, creamos consciente o inconscientemente nuestra realidad, el mundo que vemos y todo lo que conocemos. Este es un mundo sorprendente y difícil de comprender. Yo veía el problema externo a mí y por lo tanto esperaba que otros aportaran la solución. Deseaba pacientemente un milagro o un padre protector que me rescatara de mí misma. Que viniera a auxiliarme inmediatamente y resolviera mis problemas como si fuera su máxima prioridad. También creí que estaba tomando las riendas de mi vida, al buscar un doctor en Hawaii sin desplazarme de mi asiento para que él usara sus poderes y sus buenas conexiones con Dios para aliviarme. Pero eso no funciona así.

Al fin asimilé que todo lo que ocurre en mi vida es mi responsabilidad, mas no es mi culpa, la culpa es simplemente una memoria más. Al pasar el tiempo retomé el Ho’oponopono pero con una nueva visión, dejé de buscar afuera, comencé a borrar y asumir que esta situación la había creado yo, y con un poco de paciencia y tiempo he visto realmente los resultados. Créanme y pruébenlo, se trata de confiar y soltar las expectativas al desenlace.

Al ser 100% responsables de todo lo que ocurre en nuestra vida y no colocar culpas en los demás, nos hacemos dueños de una gran ventaja: TENEMOS EL PODER DE CAMBIARLO. Si colocamos la “culpa” en otros, perdemos esa ventaja, porque lo dejamos en el terreno de la voluntad de alguien más. Entregamos el control de nuestra vida a cualquier persona que nos libere de nuestra responsabilidad y nos volvemos verdaderamente esclavos de esto, y tarde o temprano tendremos nuevamente que hacernos cargo, porque las memorias no se han borrado.

En una entrevista hecha a Deepak Chopra donde habla sobre nuestra responsabilidad en crear el mundo que nos rodea, llama la atención sobre cómo ahora se ha incrementado el número de escritores, pensadores, médicos y de una amplia gama de profesiones cuyas exposiciones vienen a corroborar gran parte de lo que aquí exponemos.

Jocelyne Ramniceanu: Palabras mágicas, cap. 3