El sentido de lo sagrado

Marcado por los extravíos de algunas religiones del pasado, el ego contemporáneo tiende a desconfiar cuando se habla de lo “sagrado”. En el llamado mundo científico, o más materialista, el sentido de lo sagrado ha desaparecido por completo. El ego actual es la expresión del mundo materialista en su estado más burdo, el que funciona exclusivamente a partir de la mente inferior automática y genera brutalidad y violencia y una absoluta falta de respeto por la vida.

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Recobrar el sentido de lo sagrado no significa adaptar una religión o seguir unos ritos; es restablecer el respeto por todo lo que existe, el respeto por la vida física y sutil. Prestar atención a las pequeñas cosas de la vida, sentir la fuerza mágica que actúa en todas ellas y reconocer lo sagrado de la Creación en todas sus formas nos pone en contacto con el campo quántico, con el Maestro del Corazón. Uno de los más hermosos regalos que se le puede hacer a un niño es protegerlo y dejar que florezca el sentido de lo sagrado que de modo natural porta en sí.

¿Y qué es el sentido de lo sagrado sino el reconocimiento del gran misterio de la vida? El reconocimiento de que con la mente ordinaria no podemos comprenderlo todo, y de que en todas las cosas del universo, desde el átomo más insignificante hasta la mayor de las galaxias, hay una fuerza trascendente que lo une todo. En ese sentido, la física quántica es la que permitirá restablecer el sentido de lo sagrado, no a partir de una religión o de unas creencias concretas, sino a partir de una toma de conciencia de la propia estructura del universo.

Annie Marquier: El maestro del corazón, cap. 18-II