El sistema del Cuarto Camino

El sistema del Cuarto Camino, no es mi sistema, yo no lo inventé. Tan sólo como teoría no presenta interés: sólo es interesante si comprendemos que proviene de una mente superior. Empecé con el lado psicológico para darle una posibilidad de adquirir una valuación de estas ideas. Si la consiguió, será paciente con este lado.

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El Cuarto Camino, no es teórico, es muy práctico, y ciertamente ayudará a entender a crecer, porque para ello formará una base firme. El Rayo de la Creación es un sistema de eliminación, de simplificación: concluye con todo el conocimiento que no es práctico. Con la ayuda del Rayo de la Creación eliminamos del universo todo lo que no tiene relación personal con nosotros, todo lo que no puede entenderse prácticamente. Como dije, al estudiar el Rayo de la Creación, usamos el principio de la escala. Esto se aplica a nuestra percepción de las cosas; empero, desde otro punto de vista, también se refiere a las cosas en sí mismas. Esto es lo que deberá entenderse: no sólo es subjetivo, porque las cosas, en las diferentes escalas, están bajo diferentes leyes.

Además, todas las grandes ideas como el Rayo de la Creación y las leyes fundamentales del universo son necesarias porque mantienen nuestro pensamiento en los canales correctos. No permiten que aquél se disperse sin resultado alguno, de modo que también ayudan a recordarse. Si usted las desecha, si trata solamente de recordarse y excluir a todas las otras ideas, no sobrevendrá.

Ahora debemos hablar de las materias con que esta hecho el universo. Todas las materias del mundo, que nos rodean, como el alimento que comemos, el agua que bebemos, el aire que respiramos, las piedras de nuestras casas, nuestros propios cuerpos, están impregnados por todas las materias existentes en el universo. No hay necesidad de estudiar ni analizar al Sol a fin de hallar la materia solar: esta materia está en nosotros, es el resultado de la división de nuestros átomos. Del mismo modo, tenemos en nosotros materia de todos los otros mundos. En este sentido, el hombre es ciertamente un universo en miniatura: tiene en él todas las materias que componen al universo: las mismas fuerzas, las mismas leyes que gobiernan la vida de todo el mundo actúan en él. Por tanto, como dije, estudiando al hombre, estudiamos al universo, y viceversa.

Pero sólo puede trazarse un pleno paralelismo entre el hombre y el universo si tomamos al hombre en el sentido completo del vocablo, esto es, un hombre cuyos poderes y posibilidades inherentes están desarrollados. Un hombre subdesarrollado, un hombre que no completó su evolución, no puede tomarse como un cuadro completo del mundo: es un mundo inconcluso.

El rayo de creación

Como se dijo antes, las leyes son por doquier las mismas, en todos los planos. Estas mismas leyes, que se manifiestan en diferentes mundos, esto es, en diferentes condiciones, producen fenómenos diferentes. El estudio de la relación de las leyes con los planos en los que se manifiestan nos trae al estudio de la relatividad.

El hombre recibe influencias muy complejas. Pero las personas difieren grandemente una de otra a este respecto. La mayoría de los hombres son importantes sólo en la masa, y sólo la masa recibe una u otra influencia. Otros son capaces de recibir individualmente las influencias: las influencias que las masas no pueden recibir, pues sólo son sensitivas para las influencias burdas.

Ahora bien, si tomamos al Rayo de la Creación dividido en cuatro tríadas y tenemos presente que la suma total de cada tríada es un hidrógeno definido, obtendremos cuatro hidrógenos o cuatro definidas densidades de la materia. Estos cuatro hidrógenos pueden tomarse como correspondientes a los cuatro puntos fundamentales del universo. El primero corresponde al Absoluto, el segundo al Sol, el tercero-a la Tierra, y el cuarto a la Luna.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. VIII