El sueño y la posibilidad de despertar

Hay una gran diferencia entre el darse cuenta y las palabras. Una vez que usted se dio cuenta de algo, sabe que es cierto. Entonces, no deberá olvidarlo. La cuestión principal deberá ser cómo despertar. Darse cuenta que está dormido, que todos están dormidos. Entonces, darse cuenta que la única salida es despertar. Es necesario concentrarse en un solo hecho: el sueño y la posibilidad de despertar. Si piensa en eso y lo siente, entonces aparece la oportunidad. Hasta que llegue a darse cuenta de esto, no hay oportunidad realmente. Usted puede charlar sobre este sistema, sobre palabras, hidrógenos, cosmos y todo lo demás, del mismo modo que charla sobre otras cosas, y no sucederá nada.

El sueño y la posibilidad de despertar

Compare el sueño y el despertar. Todas las ideas del trabajo empiezan con la idea del sueño y la posibilidad del despertar. Todas las otras ideas, las ideas de la vida pueden ser hábiles, acabadas, pero son ideas de gente dormida. Estamos tan acostumbrados a estas ideas imaginarias que, después de algún tiempo, consideramos a las ideas del sistema en el mismo nivel que estas otras ideas que no conducen a ninguna parte.

¿Cómo puede usted pensar sobre la importancia de algo si no tiene material de comparación? Deberá tener diferentes cosas para comparar. Trate de comparar las ideas y los principios del trabajo con las cosas de la vida.

El darse cuenta procurará sentimiento emocional. Eso deberá comprenderse más a menudo, deberá conectarse con más cosas. Tan sólo trate de que las ideas que ha oído pasen más o menos a través de su cabeza. Descubra cuál de ellas le atrae más. Algunas siguen siendo para usted tan sólo palabras; respecto a otras tiene observaciones o experiencias prácticas. Eso ayudará.

Si está haciendo algo con cierto propósito definido, entonces, ciertamente, cuantas menos cosas innecesarias haga, más cerca llegará de su objetivo. Por ejemplo, si se apresura para tomar un tren y al mismo tiempo quiere demorarse con su diario, perderá su tren y no leerá el diario. Es mejor llevar el diario con usted y leerlo en el tren. Pero excluirlo todo es imposible, y no se requieren cosas imposibles. Sin embargo, subsiste el principio de que tenemos tantas cosas innecesarias, que consideramos obligatorias, que podemos reducirlas un poco.

El deseo es una cosa complicada: es realmente una combinación de toda una serie de pensamientos, sentimientos, incluso temores. El deseo de ser consciente llega cuando usted teme a la mecanicidad. Primero uno debe darse cuenta que es una máquina, y luego tener miedo de ésta. Entonces, aparecerá el deseo.

Debe aprender a discriminar entre mecanicidad y consciencia en nuestro nivel. Las cosas que están conectadas con el trabajo pueden ser conscientes. Las cosas conectadas con la conveniencia, la ganancia, el placer, el provecho, son mecánicas. Luego hay otro aspecto. Si el resultado de la decisión es realmente importante y está conectado con su trabajo, usted tiene derecho a pedir consejo. En tal caso, deberá tratar particularmente de no decidir solo.

El cambio del ser libera a uno de los acontecimientos externos. Cuanto más se una en sí mismo y cuanto más consciente esté, menos dependerá de las circunstancias. Los entenderá mejor, hallará mejor su camino, y de esa manera se volverá más libre.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. XII