El trabajo físico (no el deporte, sino el trabajo duro, de una clase para una persona, de otra clase para otra persona) pone los centros en orden. Los centros están conectados de cierta manera, y las energías están distribuidas de cierta manera. Cuando las personas son holgazanas, los centros tratan de hacer el trabajo intercambiados, y debido a eso, el trabajo físico es un método muy confiable para hacerlos trabajar mejor. Este método es vastamente usado en las escuelas. En la vida moderna, particularmente con algunas personas, el trabajo equivocado de los centros agota toda la energía. Pero, por supuesto, hasta en el trabajo organizado, si uno trabaja con identificación, eso no significa nada.

El trabajo físico

 

El trabajo en cualquier otra parte es mucho más fácil: usted se concede más libertad para escoger el modo de hacerlo. Suponga que trabaja en su jardín. Hará las cosas que le gusta hacer, y las hará a su modo. Elegirá sus herramientas, su hora, su tiempo, todo. De modo que, en eso, usted introduce muchísima obstinación. En el trabajo organizado, usted no sólo tiene resultados físicos, sino también lucha con su obstinación. Sin embargo, el trabajo no cesa de ser peligroso por estar organizado especialmente, porque, en el trabajo corriente, la voluntad sigue siendo siempre obstinación, mientras, en el trabajo de la escuela, la obstinación lo arruina todo, y no sólo para uno sino también para los demás. La obstinación siempre conoce mejor, y siempre quiere hacer las cosas a su modo. Todo trabajo organizado es una oportunidad de trabajar contra la obstinación.

Además, el trabajo físico organizado necesita esfuerzo emocional. He ahí por qué el trabajo físico no puede llamarse realmente físico, porque es también emocional. Si sólo fuera físico, no sería tan provechoso. Si no hay esfuerzo emocional en el trabajo físico que usted está realizando, deberá aumentar su velocidad, o aumentar el tiempo o el esfuerzo a fin de convertirlo en emocional. Trate de realizar algún trabajo físico más duro y prolongado del que usted puede hacer con comodidad y verá que requiere un esfuerzo emocional. He aquí por qué el trabajo físico es importante.

En relación con la escuela, sus acciones son controladas por las reglas. Fuera de la escuela, descubrirá que también es necesario aplicar ciertos principios que usted usa en la escuela. Si no trata de aplicarlos siempre que pueda, es inútil conocerlos. Entonces (esto no es una regla o principio) descubrirá incluso fuera de la escuela que, si quiere hacer algo, no deberá hacer otra cosa; en otras palabras, tiene que pagar por todo, no en el sentido de sacar dinero y pagarlo, sino mediante una especie de «sacrificio» (no me gusta usar esta palabra, pero no hay otra). De ese modo, eso envolverá toda su vida.

Usted no puede tener una valorización correcta de una cosa que no pague. Si llega demasiado fácilmente, no la valoriza. Este es un aspecto, y otro aspecto de la cuestión es que, si usted valoriza una cosa, no se la regalará a los demás. ¿Qué significa valorización? Si se da cuenta de qué esfuerzo se puso en esto, cuántas personas han trabajado, y durante cuánto tiempo, para dar este conocimiento, usted no lo regalará por nada, porque, primero de todo, no les será útil si lo tienen, y segundo, ¿por qué han de tenerlo por nada? Esa sería la máxima injusticia. Pero esto no puede suceder, porque de ningún modo pueden tomarlo.

Existen hombres de mente superior, de quienes proviene este conocimiento. Aunque no podemos reconocerlos si no desean ser reconocidos. Pero si lo desean, pueden mostrar que están en un nivel diferente. Si nos encontramos con personas de un nivel superior, no reconoceremos su ser, pero podemos reconocer su conocimiento; conocemos los límites de nuestro conocimiento, de modo que podemos ver cuándo alguien sabe más que nosotros. Esto es todo lo que nos es posible en nuestro estado actual. Pero no podemos ver si otra persona es consciente o no, o más consciente que nosotros. Parecerá la misma, o incluso, y esto es particularmente interesante, a menudo sucede que las personas que están más desarrolladas parecen menos conscientes y podemos considerarlas más mecánicas de lo que nosotros lo somos.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. XI