Escuelas

El Cuarto Camino se llama a veces el camino del «hombre astuto». El hombre astuto sabe de los tres caminos tradicionales, pero también sabe más de lo que ellos saben. Suponga que la gente, en todos los caminos, trabaja para obtener cierto estado necesario para un trabajo particular que tiene que realizar. El hombre astuto producirá este estado en el tiempo más breve de todos; pero debe saber cómo hacerlo, debe conocer el secreto.

Usted encuentra un sistema y empieza a trabajar. Luego de un tiempo, usted deberá poder decir qué obtuvo de él. No es muy difícil. Ciertamente, en la mayoría de los casos esto parecerá, al principio, adquisiciones intelectuales, pues usted adquiere nuevas ideas, nuevo conocimiento. Pero esto está tan ordenado que adquirir nuevas ideas en el sistema se conecta con cierto cambio en el entendimiento, en la atención, en la voluntad, etc. Uno no puede obtener nuevas ideas de un modo correcto sin cierto cambio.

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Lo que es similar en todos los caminos es la posibilidad de cambiar el ser. Si usted piensa en todo lo que constituye el ser, como el trabajo equivocado de los centros, la identificación, la consideración, las emociones negativas, la ausencia de unidad, etc., entenderá que todo esto puede cambiarse en cada uno de los cuatro caminos: en el camino del Faquir, mediante la conquista del sufrimiento físico; en el camino del Monje, mediante la creación de la emoción religiosa; en el camino del Yogi, mediante la adquisición del conocimiento y el trabajo sobre la consciencia. Los caminos son los mismos, pero la gente es diferente; el hombre que puede ir por un camino, no puede ir por otro. Hay cuatro claras categorías de personas en nuestros tiempos, según las cuales se dividen los caminos. No quiero decir que siempre haya sido así, sino que ahora es definidamente así. Esta división está conectada no tanto con la gente que es nº 1, nº 2 ó nº 3 como con que hay personas de un solo centro, personas de dos centros, personas de tres centros, personas de cuatro centros. Esto significa personas en las que un centro está plenamente desarrollado, mientras los otros están sin desarrollar, o dos centros desarrollados y los otros sin desarrollar, o tres centros desarrollados y el cuarto subdesarrollado, o cuatro centros desarrollados más o menos igual. Esto constituye la división en los cuatro caminos.

¿Este sistema pertenece al camino del Faquir, al camino del Monje, o al camino del Yogi? No, pero puede pertenecer al Cuarto Camino. Usted no puede decir que este sistema es el Cuarto Camino; el Cuarto Camino es muy grande, y este sistema es, en comparación, muy pequeño.

En el camino religioso, es necesario un centro magnético diferente. Un centro magnético que lo lleva a uno a una escuela yóguica o a un monasterio es diferente del centro magnético que lo lleva a uno incluso hasta un grupo que posiblemente conduzca a la escuela del Cuarto Camino. Con esa clase de centro magnético uno no podría trabajar aquí: la gente no tendría bastante iniciativa. En el camino religioso debe obedecer. En este camino, la gente debe tener mentes más amplias, debe entender. En las escuelas yóguicas y en el camino religioso uno puede seguir largo tiempo sin entender, simplemente haciendo lo que se le dice. Aquí, los resultados son proporcionales al entendimiento.

El Cuarto Camino no tiene muchas cosas que entran en los tres primeros caminos, y tiene muchas otras cosas que no entran en los tres caminos. La idea del Cuarto Camino es que desecha, de los tres caminos, todo lo que es innecesario en ellos, porque además de las cosas necesarias, los tres caminos tienen otras cosas que han permanecido allí puramente por tradición, imitación, etc.

En el Cuarto Camino, todos los lados que pueden desarrollarse, se desarrollan al mismo tiempo, y esto lo toma diferente de los otros caminos en los que, primero, usted desarrolla un lado, y luego, retrocede y desarrolla otro, luego retrocede otra vez y desarrolla un tercer lado. En el Cuarto Camino los cuatro centros, en total, deben estar más o menos vivos, en la superficie, abiertos para recibir las impresiones; de otro modo es necesario un largo trabajo preliminar para abrirlos antes que uno pueda empezar.

Podemos llamarnos escuela, hasta cierto punto, porque adquirimos cierto conocimiento y, al mismo tiempo, aprendemos cómo cambiar nuestro ser. Pero debo decir, en relación con esto, que al comienzo de nuestro trabajo, en San Petersburgo, en 1916, se nos hizo entender que una escuela, en el sentido pleno del término, debe consistir en dos grados, esto es, debe tener dos niveles en ella; un nivel, en el que los hombres nº 1, nº 2 y nº 3 aprenden a convertirse en el nº 4, y el otro nivel en el que tos hombres nº 4 aprenden a convertirse en el nº 5. Si una escuela tiene dos niveles, tiene más posibilidades, porque una doble organización de esta índole puede dar mayor variedad de experiencia y realizar el trabajo con mayor rapidez y seguridad. De modo que, aunque en cierto sentido podemos llamarnos una escuela, es mejor usar este término para una organización más grande.

Una escuela sólo puede comenzar de otra escuela. Este sistema sólo puede tener valor si proviene de una mente superior. Si tenemos razón para creer que sólo proviene de una mente corriente, como la nuestra, no puede tener valor y nada podemos esperar de él. Entonces es mejor que se siente y escriba su propio sistema.

Una escuela Estudia las posibilidades de desarrollo de las cualidades interiores del hombre. Empieza con la idea de que no todas las cualidades pueden desarrollarse igual. A fin de que ciertas cualidades se desarrollen, otras cualidades han de refrenarse, y algunas otras tienen que irse. Suponga que usted tiene cien cualidades. De éstas, suponga que treinta pueden desarrollarse y setenta no pueden. Entonces, usted tiene que refrenar aquellas setenta a fin de que puedan desarrollarse las treinta. Y en las escuelas tienen cierto conocimiento sobre cuáles cualidades pueden y cuáles no pueden desarrollarse, qué condiciones son buenas, cómo refrenar ciertas cualidades, cómo desarrollar otras. Las diferentes escuelas enseñan de distintas maneras. Por ejemplo, esta clase de escuela dice simplemente: desarrolla sólo la consciencia y todo lo demás te será dado por añadidura; y para eso uno deberá luchar con las emociones negativas, la mentira, la identificación, la consideración, la imaginación, etc.

La humanidad puede ser considerada como dividida en cuatro círculos concéntricos. Los tres círculos interiores se llaman Esotérico, Mesotérico y Exotérico. El cuarto es el círculo exterior en el que viven los hombres nº 1, nº 2 y nº 3. Las escuelas actúan como puertas a través de las cuales el hombre nº 4, que está entre el círculo exterior y el círculo Exotérico, puede pasar. El hombre nº 5 pertenece al círculo Exotérico, el hombre nº 6 al círculo Mesotérico, y el hombre nº 7 al círculo Esotérico o más interior. El círculo exterior es llamado también el círculo de la confusión de las lenguas, pues en este círculo las personas no se entienden entre sí. El entendimiento sólo es posible en los círculos interiores.

Todo esto significa que hay grados. El hombre que vive en el círculo exterior está bajo la ley del accidente, o, si tiene una esencia fuertemente expresada, su vida está más gobernada por las leyes de su tipo o las leyes del destino. Pero cuando un hombre empieza a trabajar hacia la consciencia, ya tiene dirección. Esto significa un cambio, tal vez no perceptible, pero, no obstante, cósmicamente un cambio. Sólo el esfuerzo individual puede ayudar al hombre para que pase del círculo exterior dentro del círculo Exotérico. Lo que se refiere a un hombre en el círculo exterior no se refiere a un hombre que empieza a trabajar. Está bajo diferentes leyes, o más bien, las diferentes leyes empiezan a tocar a un hombre que empieza a trabajar. Cada círculo está bajo diferentes leyes.

P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. IV