Gestos para el Espíritu

– El Espíritu sólo escucha cuando el que habla, le habla con gestos. Y los gestos no significan hacer señales o mover el cuerpo, sino actos de verdadero abandono, de generosidad, de humor. Como gesto para el Espíritu, los brujos sacan de sí, lo mejor que tienen; su abandono, su frialdad, su audacia y silenciosamente se lo ofrecen al Espíritu.

– Don Juan me había definido el desatino controlado como el arte del engaño controlado o el arte de fingirse completamente inmerso en el acto del momento; fingiendo tan bien que nadie podría diferenciar esa imitación de lo genuino.

El desatino controlado no es un engaño en sí, me había dicho, sino un modo sofisticado y artístico de separarse de todo sin dejar de ser una parte integral de todo.

– Lo malo de hacer preguntas es que lo que queremos averiguar nunca se revela cuando uno lo pide.

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– El arte de los acechantes es crear una impresión, presentando rasgos que ellos eligen, rasgos que ellos saben que los ojos del espectador están destinados a notar. Al reforzar ingeniosamente ciertas impresiones, los acechantes logran crear en el espectador una impugnable convicción acerca de lo que perciben.

– La apariencia es la esencia del desatino controlado; por lo tanto, los acechantes crean la apariencia intentándola, en vez de lograrlo con la ayuda de disfraces. Los disfraces crean apariencias artificiales que la vista nota consciente o inconscientemente. En ese sentido, intentar apariencias es exclusivamente un ejercicio para el manejo del intento.

– El ritual puede atrapar nuestra atención mejor que ninguna otra cosa, pero también exige un precio muy alto. Ese precio es la morbidez; y la morbidez podría cobrar altísimas cargas e hipotecas a nuestra conciencia de ser.

– La Libertad. Quería liberarlos de la convención perceptual y les enseño a ser artistas. Acechar es un arte. Para un brujo, puesto que no es mecenas ni vendedor de arte, la única importancia de una obra de arte es que puede ser lograda.

– La impecabilidad es, simplemente, el mejor uso de nuestro nivel de energía. Naturalmente, requiere frugalidad, previsión, simplicidad, inocencia y, sobre todas las cosas, requiere la ausencia de la imagen de sí.

– Los brujos dicen que, a fin de tener dominio sobre el movimiento del punto de encaje, se necesita energía. Y lo único que acumula energía es nuestra impecabilidad.

– Los brujos jamás pueden tender un puente para reunirse con la gente del mundo. Pero, si la gente desea hacerlo, pueden tender un puente para reunirse con los brujos.

Los brujos tienen una inclinación peculiar. Viven exclusivamente a la sombra de un sentimiento cuya mejor descripción serían las palabras. <Y sin embargo>.

Cuando todo se les viene abajo, los brujos aceptan la situación. Es algo terrible, dicen, pero inmediatamente escapan a la sombra del <y sin embargo>.

– Los brujos nunca buscan a nadie. Y yo era brujo. Había pagado con la vida el error de no darme cuenta de que los brujos jamás se acercan a nadie. Desde ese día sólo he aceptado la compañía o los cuidados de gente o de guerreros que están muertos, como yo.

– El descenso del Espíritu lo es todo, pero no significa nada si no se llenan los requisitos del intento. Por lo tanto, cultiva el abandono, la frialdad y la audacia. En otras palabras, sé impecable.

Carlos Castaneda: El conocimiento silencioso