Impecabilidad de un guerrero

Te queda muy poco tiempo, y ninguno para idioteces. Espléndido estado. Yo diría que lo mejor de nosotros siempre sale a flote cuando estamos de espaldas contra la pared, cuando sentimos que la espada se cierne sobre nuestra cabeza. En lo personal, yo prefiero ese estado y no viviría de ningún otro modo.

Una regla básica para un guerrero, es hacer sus decisiones con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado de ellas sea capaz de sorprenderlo, mucho menos menguar su poder.

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Es inútil enojarse y desilusionarse con uno mismo. La vida ajustada de un guerrero está diseñada para acabar con esa lucha. Desde el principio te he enseñado a evitar la fatiga y el desgaste. Ahora ya no hay la guerra esa que había dentro de ti, porque el camino del guerrero es armonía: la armonía entre las acciones y las decisiones, al principio, y luego la armonía entre tonal y nagual.

La impecabilidad es hacer lo mejor que puedas en lo que fuese.

La clave de todos estos asuntos de impecabilidad es el sentido de tener o no tener tiempo. Por regla general, cuando te sientes y actúas como un ser inmortal que tiene todo el tiempo del mundo, no eres impecable; en esos momentos debes volverte, mirar alrededor tuyo, y entonces te darás cuenta de que tu sentimiento de tener tiempo es una idiotez ¡No hay sobrevivientes en esta tierra!

…Tenía miedo a la gente y había aprendido a defenderme no queriendo nada. Dijo que no querer nada era el mejor logro de un guerrero. Sin embargo, en mi estupidez, yo había ampliado la sensación de no querer nada, haciéndola caer en no disfrutar nada. Así, mi vida era tediosa y vacía.

El camino del guerrero, lo obliga al raciocinio, a la sobriedad, a la fuerza de carácter y de cuerpo. Una vez enfrentado con su incapacidad de razonarlo todo, el guerrero hará hasta lo imposible por reforzar y defender su razón derrotada, y para lograr tal efecto reunirá  en torno a ella todo cuanto tiene.

Nuestro error es creer que la única percepción digna de reconocerse es lo que pasa por nuestra razón.

Hay muchas maneras de decir adiós. Acaso la mejor es sostener un recuerdo especial de alegría. Por ejemplo, si vives como guerrero, el calor que sentiste cuando llevabas en hombros al niño será fresco y cortante durante todo el tiempo que vivas. Esa es la manera en que un guerrero dice adiós.

Un guerrero no puede evitar el dolor y el sufrimiento, sino únicamente su entrega a ellos.

Un guerrero reconoce su dolor, pero no se entrega a él. Por eso el sentimiento de un guerrero que entra en lo desconocido no es de tristeza; al contrario, está alegre porque se siente humilde ante su gran fortuna, confiado en la impecabilidad de su espíritu. La alegría del guerrero le viene de haber aceptado su destino, y de haber calculado de verdad lo que le espera.

La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría y solitaria y sin sentimientos, porque se basa en su afecto, su devoción, su dedicación a su ser amado.

Carlos Castaneda: Relatos de poder