Influencias favorables

Cuando las personas viven como parte de la masa, nadie puede ayudarlas; están tan entremezcladas que usted no puede separar un átomo del otro. En el nivel de la masa, son todos los mismos. Las personas sólo pueden esperar encontrarse con influencias favorables cuando se elevan de la masa, no antes. Las influencias que afectan a la masa son sólo desfavorables; son influencias que la mantienen abajo. Hay influencias favorables que ayudan a los individuos a salir, pero sólo pueden ayudar a los hombres que están un poco por encima de la masa. Podemos esperar ayuda, pero sólo en cierto nivel; ¿pues de qué valdrían nuestros esfuerzos si alguien pudiera tomamos por las orejas y arrastrarnos hacia arriba? Si nos volvemos conscientes, es lo mismo que tener voluntad en un nivel superior; y si podemos «hacer», podemos aislarnos de muchas de estas influencias planetarias que afectan a la masa.

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La esencia o el tipo de hombre es el resultado de las influencias planetarias. Los planetas nos convierten en lo que somos. Las diferentes combinaciones de influencias planetarias forman las diferentes esencias.

La idea principal es que las influencias planetarias pueden ser muy diferentes. Nuestro estado atrae y rechaza a las influencias planetarias. No podemos saber qué son, sólo podemos conocer nuestro estado. Si usted se recuerda, puede atraer buenas influencias planetarias; si usted es mecánico, atrae influencias malas.

El accidente tiene muchas manifestaciones diferentes. Las formas más simples empiezan a desaparecer muy rápidamente si estamos más despiertos. Pero usted no puede tomar esto literalmente: esta ley es grandísima y multilateral. Es una cuestión de grado. Sólo en el Absoluto las cosas son absolutas. Para nosotros esto es una larga escalera y en cada escalón uno es más libre. Si está debajo, usted no puede hablar de lo que sucederá cuando esté en la cima. Sólo puede decir: «Si empiezo a trabajar para librarme de la ley del accidente, ¿mi vida será menos caótica?» Ciertamente, si usted tiene un objetivo permanente, estará libre de los objetivos accidentales. Olvídese de los milagros. Cada línea de esfuerzo aportará resultados en esa línea, aunque hay conexiones.

Antes que siquiera podamos pensar en «hacer», debemos tratar de entender qué son estas influencias. Este es un error constante que todos cometen siempre al pensar que pueden «hacer». No podemos «hacer», pero si sabemos, podemos cambiar algo.

El hombre, e incluso la humanidad, no existen separadamente, sino como parte del todo de la vida orgánica. La Tierra necesita vida orgánica en conjunto: hombres, animales, plantas. El Rayo de la Creación es una rama que crece, y esta comunicación es necesaria a fin de que la rama pueda crecer más. Todo está conectado, nada está separado, y las cosas más pequeñas, si existen, sirven a algo mayor. La vida orgánica sirve a los fines planetarios, no existe por sí misma. Un hombre individual es una célula altamente especializada en aquélla, pero, en esa escala, una célula individual no existe: es demasiado pequeña. Nuestros puntos de vista corrientes son muy ingenuos y antropocéntricos: todo gira en torno del hombre. Pero el hombre es una cosa muy insignificante, parte de una máquina grandísima. La vida orgánica es una unidad cósmica particular, y el hombre es una unidad en esta gran masa de vida orgánica. Tiene la posibilidad de ulterior desarrollo, pero este desarrollo depende del esfuerzo y entendimiento propios del hombre. Entra en el designio cósmico que cierta cantidad de hombres se desarrollen, pero no todos, pues eso contrariaría otro designio cósmico. Evidentemente, la humanidad debe estar en la Tierra y debe llevar esta vida y sufrir. Pero cierta cantidad de hombres pueden escapar, esto también entra en el designio cósmico.

De modo que, individualmente, no somos importantes para el universo. Ni siquiera podemos hablar de la humanidad en relación con el universo: sólo podemos hablar de la vida orgánica. Como dije, somos parte de la vida orgánica, y la vida orgánica desempeña cierto papel en el sistema solar, pero es una cosa grandísima, comparada con nosotros. Estamos acostumbrados a pensar individualmente en nosotros, pero muy pronto perdemos esta ilusión. Es útil pensar sobre diferentes escalas; tome una cosa en una escala equivocada y perderá su camino.

P. D. Ouspensky: El Cuarto Camino, cap. VIII