La Falsa Personalidad IV
Uno de los primeros y más importantes factores, al tratar de cambiarse, es esta división de uno mismo en «yo» y en cualquiera que sea su nombre. Si no se efectúa esta división, si uno la olvida y continúa pensando en uno mismo del modo habitual, o si uno se divide de modo equivocado, el trabajo se detiene. El trabajo sobre uno mismo sólo puede progresar sobre la base de esta división, pero ésta debe ser la división correcta. A menudo, ocurre que las personas efectúan una división equivocada: a lo que les gusta en sí mismas lo llaman «yo», y a lo que les disgusta, o a lo que en su opinión es débil o sin importancia, lo llaman falsa personalidad. Esta es una división absolutamente equivocada; no cambia nada y uno sigue como era. Esta división equivocada es simplemente mentir, mentirse, que es peor que nada, porque en el momento en que uno se encuentra con la mínima dificultad, se le manifestará con discusión interior y entendimiento erróneo. Si uno usa una división equivocada, ésta no será confiable y fracasará en un momento de necesidad.
Para efectuar una división correcta de uno mismo, uno deberá entender cuál es el «yo» y cuál es «Ouspensky», «Brown» o «Jones»; en otras palabras, cuál es la mentira y cuál es uno mismo. Como dije, aunque usted admita la posibilidad de dividirse, está obligado a llamar «yo» a lo que le gusta en usted, y «no yo» a lo que le disgusta, pues la división correcta no puede hallarse de repente; debe encontrar algunas indicaciones en conexión con el trabajo, que le ayudarán. Por ejemplo, si dice que su objetivo es estar libre, primero de todo es necesario entender que usted no es libre. Si entiende hasta qué punto no es libre y si formula su deseo de ser libre, entonces verá en usted qué parte de usted quiere ser libre y qué parte no lo quiere. Esto sería un comienzo.
La falsa personalidad se construye desde muchos lados, y ciertamente, en gran medida, por las sugerencias provenientes de otras personas. Un niño recibe muchas sugerencias, especialmente acerca de sus gustos y disgustos.
Usted no debe pensar teóricamente sobre eso. Trate de descubrir qué se opone en usted a las ideas del sistema, o trate de descubrir los «yoes» (o llámelos como guste) que son indiferentes al sistema. Suponga que usted tiene ciertos gustos definidos en cuanto a comidas. Estos «yoes» interesados por las comidas no pueden interesarse por el recuerdo de sí. Entonces, hay otros «yoes» interesados por cosas opuestas al recuerdo de sí. Hay muchas cosas que usted puede hacer con placer, sólo si no se recuerda, y naturalmente estos «yoes» serán muy hostiles al recuerdo de sí, porque éste sólo arruina su placer. Trate de descubrirlos de ese modo. La aproximación teórica no ayudará. Los falsos “yoes” pueden formarse por imitación, deseo de ser original, de ser atractivo, de ser admirado por la gente, etc.
En algunos casos, si usted le saca las emociones negativas a la falsa personalidad, ésta se derrumba, porque no puede vivir sin ellas. Por el otro lado, algunas falsas personalidades pueden funcionar sobre emociones muy agradables. Hay falsas personalidades muy joviales y, de este modo, su falsa personalidad puede engañarle y hacerle creer que usted está luchando con las emociones negativas. Puede engañarle de muchas maneras diferentes.
¿Cómo podría ser de otro modo? Por así decirlo, es un órgano especial para las emociones negativas, para manifestarlas, disfrutarlas y producirlas. Recuerde que para las emociones negativas no hay un centro real. La falsa personalidad actúa para ellas como un centro.
La falsa personalidad no puede manifestarse sin identificación, lo mismo que las emociones negativas y muchas otras cosas en nosotros, como toda la mentira, toda la imaginación. Primero de todo, uno se identifica con la idea imaginaria propia de uno mismo. Uno dice «esto es yo» cuando no es sino imaginación. Lo mismo ocurre con la mentira: uno no puede mentir sin la identificación; seria una mentira muy pobre y nadie la creería. Por tanto, esto significa que, primero, uno debe engañarse, y luego uno puede engañar a los demás.
El estudio de la falsa personalidad es uno de los métodos más rápidos de recordarse. Cuanto más entienda su falsa personalidad, más se recordará. Lo que impide recordarse es, primero de todo, la falsa personalidad. No puede desear recordarse ni lo hace, y no desea permitir que ninguna otra personalidad recuerde. De todos los modos posibles trata de detener el recuerdo de sí, asume alguna forma de sueño, y la llama recuerdo de sí. Entonces está sumamente feliz.
P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. VII