Una visión general

Usted ha dicho que básicamente toda la manifestación es impersonal. Entonces, ¿cómo encaja el individuo en ella?

¿Qué es la manifestación? No es más que una aparición repentina concurrente en la Consciencia, dentro de la Consciencia, provocada por la Consciencia. En esa manifestación, el ser humano no es más que un objeto. Realmente, en lo que se refiere a la manifestación, no hay diferencia entre ser humano y el objeto inanimado. En lo que respecta a la manifestación, el ser humano es un objeto como lo es una roca. De modo que, ¿de dónde surge la individualidad? Surge porque en el objeto inanimado, la Consciencia no se manifiesta en forma de sensibilidad. El ser humano está dotado de sensibilidad, como cualquier otro animal o insecto que tiene la sensación de estar presente, la sensación de presencia. Esto es la sensibilidad.

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Además de esta facultad sensorial, que también poseen los insectos y otros animales, el ser humano está dotado de intelecto. El intelecto es lo que le permite discriminar e interpretar lo que capta, cosa que los animales no necesitan hacer. Es este poder del intelecto de discriminar e interpretar lo que captan los sentidos lo que confiere al ser individual su sentido de individualidad y le hace considerarse como algo especial en la manifestación.

Volvamos al principio de que el ser humano es como cualquier otro objeto de la manifestación y que no es más que un personaje soñado con sentidos que le permiten percibir  cosas, conocerlas, interpretarlas y discriminar entre lo que ve. Si ve impersonalidad en todo esto, que no es más que otro objeto en la manifestación, con ciertos atributos adicionales, como la sensibilidad animal más el intelecto, ése es el primer paso para percibir la impersonalidad de toda la manifestación. En la impersonalidad de esta manifestación hay el entendimiento inherente de que cualquier cosa que se haya manifestado no puede en modo alguno tener existencia independiente.

Por consiguiente, todo lo que se ha manifestado no es más que una especie de reflejo de ese magma básico, que denominamos Consciencia-en-reposo, Dios, o como queramos llamarle. Lo que realmente significa la iluminación es ver la unidad, no sólo en la manifestación, sino entre lo manifestado y lo inmanifestado. Cuando el individuo piensa bajo esa individualidad, olvidando la unidad, no sólo entre lo manifestado y lo inmanifestado, sino entre la manifestación en su totalidad, está empezando a pensar en su seguridad personal. Cuando empieza a pensar en su seguridad personal, crea una serie de problemas. En ese nivel, el primer paso que ha de dar el individuo en su entendimiento es aceptar el hecho de que no existe la seguridad individual, que el movimiento y el cambio son la esencia de la vida y de estar vivo. Por lo tanto, al buscar la seguridad está buscando algo que no existe. Esta comprensión es al inicio de la comprensión de la vida y a través de la comprensión de la vida, regresamos a la impersonalidad. El niño, en sus primeras etapas, se percata de las cosas de una forma inherente. Experimenta la Realidad, de modo que no surgen preguntas. Pero cuando el intelecto se va expandiendo paulatinamente, el niño empieza a preguntar. Cuando el niño tiene su primera confrontación con el fenómeno de la muerte, ésta le suscita la idea de la vida. En el niño, la muerte y la desintegración desencadenan la idea de la vida y de la seguridad. A medida que el intelecto se desarrolla, la percatación natural intuitiva de la Unidad se va perdiendo, se va oscureciendo.

 

Ramesh Balsekar- HABLA LA CONSCIENCIA