La vida orgánica

Toda la superficie de la Tierra, su composición y estructura, dependen de la vida orgánica. La tierra recibe al cuerpo, pues eso es lo que quiere. Depende del gusto y del apetito. La Luna quiere una cosa, la Tierra otra. Es una idea interesantísima. Después veremos más claramente cómo las cosas están conectadas, cómo una cosa hace crecer otra. Ciertas materias pasan a la Luna de esa manera que, de lo contrario, no podrían llegar a ella. E ingresan en una forma ya digerida.

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La vida orgánica es una cosa absolutamente definida: animales, plantas, hombres y todos los microorganismos. En cuanto a la Tierra, es ciertamente un ser viviente, sólo que en una escala absolutamente diferente. En la naturaleza, nada está muerto. Sólo algunos hombres están muertos.

Hay muchas formas de comunicación entre la vida orgánica y la Tierra. Cuando usted inhala aire, por ejemplo, esto es comunicación.

Estamos aquí, en la Tierra, como parte de la vida orgánica. La vida orgánica está bajo ciertas influencias provenientes de todo los planetas y, puesto que somos parte de ella, estas influencias también nos afectan. También estamos bajo ciertas influencias provenientes del Sol, de la Vía Láctea y, tal vez, bajo las influencias de Todos los Mundos, aunque, naturalmente, las influencias de Todos los Mundos en un hombre individual son pequeñísimas.

No conocemos mucho sobre las influencias provenientes de la Luna, pero sabemos que ésta desempeña importantísimo papel en la vida orgánica y, sin entender cómo todo está conectado y de qué modo la vida del hombre sobre la Tierra está conectada con los planetas y el Sol, no podemos entender la posición del hombre y su vida actual como es. Por ejemplo, sin este diagrama es imposible entender que el hombre vive en un lugar malísimo del universo, y que muchas cosas que consideramos injustas, contra las que nos rebelamos y tratamos de luchar, son realmente el resultado de esta posición de la vida orgánica sobre la Tierra. Si estuviéramos en la Luna, eso sería peor todavía; no habría posibilidad de desarrollo. En la Tierra hay posibilidad de desarrollo: podemos desarrollar en nosotros ciertas partes. Como individuos, nos llegan poquísimas influencias planetarias. Por lo general, las influencias planetarias sólo las sienten las personas en masas; de manera que éstas son responsables de las guerras, revoluciones y cosas por el estilo. Un hombre individual está muy poco bajo las influencias planetarias, porque la parte que puede ser afectada por ellas no está desarrollada. Esta parte no desarrollada es la esencia.

Hasta cierto punto, el hombre está bajo la influencia del Sol, y puede estar bajo influencias muy superiores si desarrolla centros superiores y se conecta con estos. De modo que el desarrollo significa pasar de una clase a otra clase de influencias. En la actualidad, estamos más particularmente bajo la influencia de la Luna. Tenemos que volvernos cada vez más conscientes para llegar a estar bajo las influencias superiores.

La Luna desempeña un papel importantísimo en nuestra vida, o más bien en la vida orgánica sobre la Tierra. La Luna controla todos nuestros movimientos. Si muevo mi brazo, es la Luna la que lo hace, porque sin la influencia de la Luna eso no puede ocurrir. La Luna es como el péndulo de un reloj antiguo, y la vida orgánica es como el mecanismo del reloj que este péndulo mantiene en marcha. La acción de la Luna sobre nuestra vida es puramente mecánica. Actúa por puro peso, y recibe energías superiores que poco a poco la hacen vivir. Si usted recuerda las cuatro clases de energía: la energía mecánica, la energía vital, la energía psíquica y la energía consciente, entonces la luna actúa con la energía mecánica, como un enorme electroimán, que atrae la materia del alma. Cuando recibe esta materia, su temperatura cambia. La Luna se halla en un estado muy lento, mucho más lento que la Tierra.

Toda nuestra mecanicidad depende de la Luna. Somos como marionetas movidas por cables, pero podemos estar más libres o menos libres de la Luna. Cuando entendamos eso, entenderemos que el modo de volverse más libre es no identificándose ni considerando, luchando con las emociones negativas, etc. En la actualidad, no podemos dar un paso sin la energía de la Luna; los cables no pueden ser cortados de repente, pues entonces las marionetas simplemente se desplomarían. Es necesario aprender primero a moverse. Todas las personas dormidas están bajo la influencia de la Luna. No tienen resistencia, pero si el hombre se desarrolla, puede cortar gradualmente algunos cables que son indeseables y puede abrirse a las influencias superiores. De este modo, puede volverse libre de la Luna, si no plenamente, al menos considerablemente más de lo que es ahora.

La Luna nos afecta física y psicológicamente. La influencia física es diferente; esto es normal. Es incorrecto cuando la Luna empieza a afectar nuestra mente y nuestras emociones. Eso sucede solamente cuando el hombre está desligado de las influencias superiores; pero nada puede desligarlo de ellas, salvo él mismo.

El principio detrás de la luna es que todo está conectado, que las cosas no existen separadamente, que, de cierto modo, la vida orgánica conecta a la Tierra y la Luna.

P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. VIII