Los cambios suceden en el tiempo

Todos los cambios suceden en el tiempo. En la vida corriente, la falsa personalidad está allí todo el tiempo. Luego, en el tiempo, disminuirá y se volverá menos importante, ocupará menos tiempo. (Esto se muestra en la segunda etapa del diagrama, donde la falsa personalidad se volvió pasiva y los muchos «yoes» que rodean al centro magnético se volvieron activos.) Usted no puede distinguir a la falsa personalidad en el sentido de tamaño, pero puede disminuirla en el sentido de tiempo. Tome veinticuatro horas: ¿cuántas horas pertenecen a una y cuántas a la otra? Todo lo que cambia en nosotros, cambia de este modo.

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«Yoes» pasivos son los «yoes» que son controlados por otros «yoes» activos. Por ejemplo, las buenas intenciones pueden ser controladas por la pereza. La pereza es activa, las buenas intenciones son pasivas. El «yo» o la combinación de «yoes» en el control es activo; los «yoes» que son controlados o conducidos son pasivos.

Nuestro objetivo es volvemos uno solo, tener un solo «yo» permanente. Pero al comienzo, el trabajo significa dividirse cada vez más. Usted debe comprender cuan lejos está de ser uno, y sólo cuando usted conozca todas estas fracciones de usted mismo, podrá empezar el trabajo sobre uno o algunos «yoes» principales en torno de los cuales puede construirse la unidad. Sería un entendimiento erróneo unificar todas las cosas que usted puede hallar ahora en usted mismo. El nuevo «yo» es algo que ahora usted no conoce; crece de algo en lo que usted puede confiar. Al principio, al separar de usted la falsa personalidad, trate de dividirse en lo que podemos llamar confiable y lo que halla inconfiable.

Cuando se halle en un estado de duda, recuerde tratar de educar otros «yoes» que tienen cierta valorización. Este es el único modo de vencer las dudas. A fin de desarrollarse, usted debe tener alguna capacidad de valorización. La única aproximación práctica es pensar en los diferentes lados de usted y encontrar los lados que puede trabajar y los lados que no puede trabajar. Algunas personas tienen valores reales, algunas tienen valores falsos, y algunas no tienen valores para nada. Lo mismo ocurre con los «yoes».

Las personas pueden pasar sus vidas estudiando sistemas y palabras de sistemas, sin llegar jamás a cosas reales. Tres cuartas partes o nueve décimas partes de nuestro conocimiento corriente realmente no existen: sólo existen en la imaginación. Pero este trabajo debe ser práctico desde el principio.

Debe entender que, sin trabajo, sin el sistema, uno no puede hacer nada. Si uno empieza a trabajar, tiene una posibilidad. Pero incluso en el trabajo hay peligros, pues si las personas piensan que pueden hacer algo, y al mismo tiempo rehúsan trabajar en la adquisición del control, si se mantienen teóricas demasiado tiempo y no comprenden que no es posible ninguna clase de cambio sin grandes esfuerzos, si siguen desechando estos esfuerzos hasta mañana, entonces esta vacilación continua empieza a producir un efecto, y después de algún tiempo, llega un momento peligroso. No llega al comienzo, sino sólo si durante largo tiempo uno sigue sin realizar suficientes esfuerzos o sin hacer nada seriamente. Entonces, en vez de uno solo, uno puede partirse en dos, de modo que todos los rasgos y todas las personalidades se dividen en dos grupos: una parte útil para el trabajo y que ayuda al trabajo personal, y otra parte indiferente o incluso inamistosa. Estos dos grupos pueden continuar existiendo juntos, tratando de no surgir al mismo tiempo; uno puede llegar por la mañana, el otro por la tarde. Este es un peligro real, porque si dos partes empiezan a formarse de este modo, la indiferencia de una arruina el resultado del trabajo de la otra y, de esta manera, se detiene el desarrollo. Esta segunda parte no requiere necesariamente que sea mala o antagónica respecto al trabajo, sino sólo débil, y la debilidad y la fortaleza no pueden crecer al mismo tiempo. De modo que es necesario luchar muy rápida y despiadadamente contra eso; de lo contrario, puede conducir a una doble cristalización.

Incluso entender es posible en tal caso, sólo que sin acción. Vea, ni siquiera el conocimiento ni el entendimiento pueden ayudar si uno no trabaja sobre el ser. Si la voluntad no crece al mismo tiempo, uno puede entender y ser incapaz de hacer nada. Si las personas esperan demasiado tiempo sin realizar serios esfuerzos ni tomar serias decisiones, pueden tener el comienzo de esta doble cristalización. Entonces no podrán obtener resultados en su trabajo, y, después de un tiempo, pueden incluso obtener resultados equivocados.

P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. 7