Luz para sí mismo

El hombre tiene que comenzar a descubrir de nuevo aquello que es eternamente sagrado, que nunca puede ser atrapado por el intérprete, el sacerdote, el gurú, o por los mercachifles de la meditación. Uno tiene que ser luz para sí mismo. Esa luz jamás puede sernos dada por otro, no puede dárnosla ningún filósofo o psicólogo, por mucho que lo respete la tradición.

Luz para sí mismo

La libertad consiste en permanecer solo, sin apegos ni temores, libre en la comprensión del deseo que engendra ilusiones. Existe una fuerza inmensa en el permanecer solo. Es el cerebro condicionado, programado, el que nunca está solo, porque está repleto de conocimientos. Lo que está programado, religiosa o tecnológicamente, es siempre limitado. Esta limitación es el factor principal de conflicto.

La belleza es peligrosa para un hombre de deseos.

Jiddu Krishnamurti: Encuentro con la vida