RENUNCIAR A LA MANIPULACIÓN Y EL CONTROL

La iluminación, en último término, no es más que el estado natural del ser. Si dejamos a un lado toda la jerga y la terminología compleja, la iluminación es, simplemente, el regreso al estado natural de nuestro ser. Evidentemente, el estado natural implica que no tiene límites; es un estado cuyo mantenimiento no requiere ningún esfuerzo o disciplina, es un estado del ser que no está fomentado por ninguna manipulación mental ni corporal; en otras palabras, es un estado completamente natural, espontáneo. Esta es una de las razones por la que la meditación suele llevarnos a un callejón sin salido. Si las examinas de cerca, muchas técnicas de meditación son formas de control. Mientras la mente siga controlando y guiando nuestra experiencia, probablemente no podrá conducirnos a un estado natural. El estado natural es aquel en el que la mente no nos controla. Cuando la mente se involucra en la manipulación y el control, quizás nos acerque a diversos estados de conciencia: tal vez aprendas a calmar la mente o adquirir poderes psíquicos.  Los estilos de meditación basados fundamentalmente en una técnica o manipulación pueden ofrecerte muchas cosas. Pero no lograrás el estado natural y espontáneo del ser.

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Esto parece lo más obvio del mundo. Cualquiera podría decirte que el estado natural y espontáneo del ser no puede ser logrado a través del control y de la manipulación y, sin embargo, esta verdad nos esquiva de algún modo. A mí me esquivó durante años. El fallo no está necesariamente en el estilo de meditación o incluso en la técnica, aunque esta pueda tener una gran influencia. El problema reside en la actitud con la que nos ponemos a meditar. Si nuestra actitud contiene elementos de control y manipulación (si nos enfrentamos a la meditación igual que si fuéramos a dominar una disciplina), esa actitud se convierte en un obstáculo. En realidad lo que medita es la mente o el ego. Y, evidentemente, cuando hablamos de iluminación o despertar espiritual nos referimos a despertar el de la mente, a despertar del ego. En lo que denomino Meditación Auténtica, desde el principio abandonamos esta tendencia de la mente a controlar, a manipular, a seguir una disciplina. La Meditación Auténtica consiste en deshacerse del control y de la manipulación. Por raro que parezca, el inicio (extraordinariamente simple) de la meditación consiste en deshacerse de la manipulación.

Lo primero que piensa la gente que se sienta a meditar suele ser: “Está bien, ¿cómo controlo la mente?”. A eso es lo que me refiero con manipulación. Manipulación es una palabra fuerte, pero yo la utilizo para atraer su atención, para que te des cuenta de que al hacernos la pregunta “¿cómo voy a controlar la mente, cómo voy a alcanzar la quietud?” cuando nos sentamos a meditar, en realidad la mente se está preguntando: “¿Cómo puedo controlarme para sentirme mejor?” Y una técnica de meditación te enseñará a controlar la mente y a calmar el cuerpo. Tal vez te sientas bien durante un tiempo. Pero controlar la mente para seguir un determinado estado de paz o tranquilidad es así como taparle a alguien la boca para que se calle. Aunque consigas callar a esa persona, lo habrás hecho mediante una técnica muy manipuladora. ¿Qué beneficio obtendrás si le tapas la boca a esa persona para callarla? En cuanto le quites la cinta de la boca tendrás algo que decir, ¿verdad? ¡tendrás muchas cosas que decir!. Creo que todo el mundo que haya meditado conoce la experiencia de entrar en meditación y alcanzar  cierto control mental, cierto  control corporal. Puede ser una sensación tremendamente agradable. La experiencia puede parecer incluso profunda. Pero entonces dejas de meditar (te separas del cojín o de la silla, te levantas) y tu mente enseguida empieza a parlotear. El control nos hace experimentar cierto silencio meditativo, pero cuando dejamos de controlar, la mente se relaja y se pone en marcha de nuevo. Todo regresa a lo que había sido previamente. La mayoría de los meditadores están demasiado familiarizados con este dilema. Aunque logremos determinado estado de paz al meditar, cuando dejemos de meditar la paz se nos escapa otra vez.

La verdadera meditación no implica dominar ninguna técnica, sino dejar de controlar. Eso es la meditación. Cualquier otra cosa será algún tipo de concentración. La meditación y la concentración son dos cosas diferentes. La concentración es una disciplina; es una forma de dirigir a nuestra experiencia, o de controlarla. La meditación es la liberación del control, es dejar de guiar nuestra experiencia. La base de la Meditación Auténtica es dejar de controlar.

Dejar de controlar resulta algo inmenso para el ser humano. Decir “simplemente dejar de controlar” suena fácil, pero la totalidad de nuestra estructura psicológica, de nuestro yo psicológico, de nuestro ego, está construida sobre una base de control en casi todos los seres humanos. El hecho de pedirle a la mente o al ego que dejen de controlar es por lo tanto, una idea revolucionaria. Cuando dejamos de controlar, aunque sea tan sólo por un momento, surgen ciertos miedos y ciertas dudas ocultas. La mente dice”¿Qué pasa si dejo de controlar y no sucede nada?”. Por eso nos solemos aferrar a alguna técnica o disciplina, pues la mente teme que no pase nada si deja de controlar.

En Meditación Auténtica sugiero que miremos de verdad, que consideremos la meditación como una investigación. La Meditación Auténtica no se basa tanto en una técnica, sino en una investigación personal sobre lo que ocurre cuando empiezas a renunciar al control y permites que todo sea tal como es (una investigación en tu cuerpo, en tu mente, bajo tu autoridad, bajo la autoridad de tu experiencia). Se trata de una investigación sobre lo que ocurre cuando dejas que tu experiencia sea exactamente lo que sea, sin tratar de cambiarla. En vez de una técnica, la Meditación Auténtica es realmente una investigación. ¿Qué pasa cuando dejamos de controlar y manipular?

Adyashanti- MEDITACIÓN AUTÉNTICA