Un devoto de Ramana Maharshi, que había estado con él unos veinticinco años tuvo un hijo que murió, y él estaba desconsolado. Así que rogó tener una audiencia con Ramana. Ahora Ramana está en su periodo de descanso de doce a dos. Pero estuvo de acuerdo en ver a su devoto. Cuando el devoto entró en la sala, Ramana estaba reclinado en su sofá con los ojos cerrados, y él se puso a llorar y contarle todas sus angustias, de lo mucho que amaba a su hijo. Y luego le preguntó a Ramana, «¿Qué es Dios?» Ramana no respondió. Se mantuvo en silencio durante unos quince minutos. Luego abrió los ojos y dijo en voz muy baja, «Lo que es, es Dios». Vamos a hablar de eso esta tarde.

Lo que es, es Dios

Lo que es, es Dios. Es como cuando alguien hace la pregunta, «¿Es el mundo real?» El mundo, por sí mismo, es una ilusión, pero Dios, como el mundo, es real. A medida que avanzamos nos encontramos con que nunca hubo un Dios, así que nunca hubo un mundo. Pero digamos que, porque Dios es, el universo es. Todo, desde el microbio más humilde a la más exuberante galaxia, es Dios en expresión. Todo es Dios. Cada hoja, cada pieza de arcilla, cada estrella, cada planeta no tiene por sí mismo ninguna base para su existencia. Porque Dios es, todo lo demás es.

Eso es lo que quiso decir Ramana cuando respondió: «Lo que es, es Dios». Estaba tratando de explicar al devoto: «Tu hijo se muere, eso es Dios. Tu hijo vive, eso es Dios. No hay ninguna diferencia real. Sólo en tu mente».

Hacemos diferencias sólo en la mente. Si la mente se quedara en reposo, quieta, no habría diferenciación entre la muerte y la vida. Hacemos la diferenciación porque pensamos. Es un concepto mental que alguien muere, y eso es malo, pero alguien vive y eso es bueno. No existe tal diferenciación. Sólo existe Dios, y todo lo que existe, todo, es Dios. No puede haber nada fuera de Dios. Pero entonces yo digo que Dios no existe, excepto en tu mente. Esa es la razón por la que, en realidad, no existe ninguna cosa. ¿Seguís esto?

Mientras piensas, habrá existencia, persona, lugar y cosa, pero cuando dejas de pensar no hay lugar para la existencia, porque no puede haber el silencio y existencia. Todo lo que parece existir se opone al silencio. El silencio es consciencia, la realidad absoluta, sat-chit-ananda.

El Ser (Self) existe como sí mismo, sin embargo, cuando comienzas a modificarlo dices, «Bien, Dios existe». Dios es la primera modificación de la consciencia, y el trabajo de Dios es crear el mundo, y después disolver el mundo, y luego crear el mundo. ¿Quién le dio a Dios ese trabajo? ¿Henry? Henry no lo hizo. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué Dios querría crear mundos, universos y luego disolverlos, y después de un período de tiempo traerlos de vuelta a la existencia?

Sin embargo, esto es lo que leemos en todas las Escrituras. Esta información es para el ajnani, para el hombre inmerso en la ignorancia. Hay que explicar a este hombre cómo vino el mundo a la existencia, o no estará satisfecho. Por lo tanto, examinas todas las modificaciones. Hay el Ser y el Ser es consciencia. La consciencia se modifica a sí misma, y tienes a Dios. Dios se modifica a sí mismo, y tienes existencia.

Ramana se dio cuenta de que si él explicaba esto al devoto, el devoto no lo entendería. Si él le decía al devoto que sólo el Ser existe, y tu hijo no murió porque él nunca nació, sería demasiado que comprender para el devoto. Por lo tanto, en lugar de eso, dijo, «Dios es. Lo que es, es Dios». Esto hizo que el devoto se sintiera mejor, porque se dio cuenta de que su hijo estaba en manos de Dios, y todo está bien.

Y sin embargo, si tenemos una mente inquisitiva, nos preguntamos: «¿De dónde vino Dios?» y «¿Por qué aparece Dios como todas estas cosas? ¿Cuál es su propósito?» La mayoría de nosotros sabemos que no hay propósito. Ninguna cosa existe de la forma en que aparece. Tu verdadera naturaleza es la conciencia pura. La conciencia pura es lo universal. No hay lugar para nada más. En otras palabras, tú no puedes tener existencia tal como parece y conciencia pura. De lo contrario, tendrías diversificación, como la apariencia te muestra. Hay un hermoso árbol, hay un cielo, hay flores, hay animales, hay insectos. Si la conciencia pura, o el Ser, se contiene a sí mismo, ¿cómo puede haber algo más? ¿De dónde vendría?

Es como el espacio. Cuando tienes una habitación llena de muebles, ¿qué ocurre con el espacio que ocupan? Y luego sacas el mobiliario fuera de la habitación. ¿Ha cambiado el espacio? Nada ha ocurrido con el espacio. El espacio es el mismo tanto si la habitación está llena de muebles como si está vacía. Y lo mismo ocurre con la realidad. La realidad existe. El Ser existe como el Ser. Pero parece como si hubiera cosas en el universo, como si hubiera un universo. Hay gente, hay animales, hay planetas, está el reino vegetal, el reino mineral. Todo esto parece muy real. Por lo tanto, tienes que hacerte la pregunta, «¿A quién se aparece esto? ¿Quién ve esto?» Sabes ya que es el yo. El yo es el culpable. Si no fuera por el yo no habría universo, no habría Dios, no habría creación.

Así que Ramana no podía decirle esto al devoto, porque el devoto no lo entendería. Por lo tanto, dijo, «Lo que es, es Dios». El mundo parece existir. El mundo, por sí mismo, nunca podría existir. Así que el siguiente paso es decir que Dios existe como el mundo.

Pero yo os digo que Dios no existe, y no hay mundo, y nada es lo que parece. La apariencia se llama falsa imaginación. ¿Y de quién es la culpa? Del yo, culpa al yo. Cuando cometes un error, di que la culpa es del yo, porque no hay errores. Parece divertido porque es verdad. Si no te identificaras con el yo, no existiría ninguna cosa. Las cosas sólo existen porque te identificas con tu yo.

Ahora el gran secreto es seguir al yo de vuelta a su fuente. Si realmente sigues al yo de vuelta a su fuente no hay Dios. ¿De dónde habría venido Dios? Aún cuando hablo de la palabra Dios, algunos de ustedes todavía están pensando en una figura arriba en el cielo, un tipo de deidad antropomórfica. ¿Quién lo creó? Es la misma vieja pregunta. Si Dios creó el universo, ¿quién creó a Dios? No hay una respuesta verbal, porque va más allá del pensamiento. Sabrás la verdad sobre esta cuestión cuando aquietes tu mente. Cuando la mente ya no está en existencia (activa) la respuesta se revelará por sí misma, porque tú serás la respuesta. De lo contrario no hay una respuesta. Pero te puedo asegurar que no hay tal cosa como Dios, no hay tal cosa como la creación, y no hay tal cosa como el universo. Así que no hay tal cosa como el mundo. Y no hay tal cosa como tú. No hay tal cosa como yo. ¿Qué queda? ¡Silencio!

(largo silencio)

Robert continúa: Me doy cuenta de que muchos de ustedes son bhaktas (devotos), y les estoy quitando su disfrute. Les estoy quitando a su Dios al que adoran, ya sea en forma de Buda, Krishna, Jesús, Moisés, o a quien les guste adorar. Pero yo hablo a muchos niveles. En lo que a un Jñani se refiere es prácticamente imposible que Dios exista, separado de ti mismo. Pero, sin embargo, personas como Nisargadatta Maharaj, Bhagaban Ramana Maharshi, y muchos otros Jñanis hicieron bhakti (devoción). Ramana solía rezar a Shiva en la forma de Arunachala. Nisargadatta también oraba a Shiva. Así que la pregunta es, ¿por qué lo hacían? Y la respuesta es, por el bien de los demás.

Llegar a la etapa en la que Dios ya no existe más para ti es una etapa trascendental muy alta. Yo no espero que ustedes devotos renuncien a su adoración. Como saben, el domingo tenemos puja y tenemos canto. ¿A quién cantamos? A Hari, a Ram, a Krishna.

Debo deciros de nuevo que siempre y cuando creas que eres el hacedor, que eres el cuerpo y la mente no te engañes pensando que no lo eres, porque si no es así no reaccionarías de la manera que reaccionas ante las situaciones. Así que, mientras creas que las cosas son reales, entonces tienes que orar a Dios, porque Dios existe para ti. Puedes llamar a Dios la ley del karma. En realidad no existe el karma. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros tenemos esa realidad? Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es practicar las prácticas Jñana, pero sigue haciendo tu puja. No renuncies a ella. Si estás haciendo japa, sea cual sea la práctica que haces, continúa.

Pero practica la auto-indagación, y mientras practicas la auto-indagación te darás cuenta de que te está pasando algo muy interesante. Te darás cuenta de que poco a poco empiezas a abandonar tu adoración, despacio pero seguro, hasta que llegue el día en que te conviertas en el objeto de tu adoración. Si has estado adorando a Krishna, te verás a ti mismo como Krishna, y así sucesivamente. Si intentas actuar como un Jñani antes de tiempo, tendrás muchos problemas, porque desarrollarás una actitud de «Me importa un bledo», y eso no es de lo que estamos hablando.

Te voy a dar una idea de cómo actúa un Jñani. Había una vez un Jñani que vivía él solo en una pequeña choza en la montaña. Estaba radiante de felicidad. Él regresaba de su paseo, y vio a unos ladrones que entraban en su casa. Se asomó por la ventana para ver lo que se iban a llevar, y por supuesto él no poseía nada. Había sólo una manta desgarrada en el suelo. Así que los ladrones comenzaron a maldecir, y uno dijo al otro: «Este tipo no tiene nada aquí. Vamos a coger la manta y nos vamos». Así que se llevaron la manta.

Al día siguiente él intuitivamente percibió que los dos ladrones fueron capturados por la policía, por lo que se apresuró a bajar a la estación de policía para ver qué pasaba. Y cuando el sargento le vio, dijo, «Entra. ¿Son estos los hombres que le robaron?» Y él dijo: «Sí». Entonces el policía le preguntó: «¿Qué se llevaron?» y él dijo: «Se llevaron mi sombrero y mi camisa y mis pantalones y mis zapatos». Y los dos ladrones empezaron a gritar: «¡Qué mentiroso es este hombre. Él no tenía nada. Sólo tenía una manta desgarrada». Y el sargento dijo: «¿Es esto cierto?» El Jñani dijo: «Cuando me pongo la manta en la cabeza se convierte en mi sombrero. Cuando la pongo sobre mis hombros se convierte en mi camisa. Cuando la ato alrededor de mi cintura se convierte en mis pantalones. Y cuando camino sobre ella, se convierte en mis zapatos». Por supuesto, el sargento se rió y dijo, «Va a presentar cargos?» y el Jñani, dijo, «No». Los dos ladrones se convirtieron en sus discípulos.

El significado de esa historia es, porque seas un Jñani no significa que no tengas compasión. Un verdadero Jñani tiene más amor y compasión que cualquier otra persona, pero no está apegado a nada, y será el primero en correr en ayuda de alguien, para ayudar a alguien. Parece una contradicción, pero no lo es. Porque mientras el Jñani tenga un cuerpo, el cuerpo está bajo la jurisdicción del Jñani, y se convierte en un instrumento para el bien en este mundo. Por tanto, no puedes juzgar un Jñani, porque no tienes ni idea de lo que es un Jñani. Puedes ver a un Jñani orar a Dios, tan ardientemente como un bhakta, sin embargo el Jñani sabe que no hay Dios, pero lo hace por el bien de los demás.

Así que cuando te digo que no hay Dios, y no hay universo, y no hay mundo, y no hay personas, que sólo hay la realidad absoluta, no lo tomes demasiado en serio. Mira de dónde vienes. Sé fiel a ti mismo. No te engañes. Sin importar donde estés o por lo que estés pasando, si te sientas en el silencio y practicas auto-indagación, las cosas comenzarán a moverse dentro de ti. Las cosas comenzarán a suceder. Descubrirás que tus sentimientos cambian, tus reacciones cambian, te vuelves menos egoísta, desarrollas benevolencia, entiendes lo que es este universo, y estás en paz.

Robert Adams