Mirar adentro

Si quisieras compartir tu percepción con el Espíritu Santo, si quisieras comunicarte con ÉL, DEBES MIRAR ADENTRO. Porque, literalmente, es donde vive el Espíritu Santo. No lo encontrarás si miras afuera. Porque en el acto de mirar afuera, ya imaginas la separación ¿no es cierto? ¿Y puede el Espíritu Santo hablarte de un significado, cuando aspiras recibirlo de una fuente que aparenta estar separada de ti? Porque en todo momento el único significa­do es la integración, la unidad de Dios. ¿Lo ves? Por lo tanto, debes mirar adentro.

3 (102)

Ahora te he dicho, que si usaras la percepción para traer la ignorancia al conocimiento, no te dejes engañar. Porque la presencia del engaño, te fortalece la ignorancia misma. Si miras adentro, encontrarás allí, la presencia del Espíritu Santo. Y no habrá juicios de ninguna clase sobre ti. Si quisieras solo, mirar adentro y permitirte pensar lo que piensas, ver lo que ves, sentir lo que sientes, y sobre todo ser lo que ERES, en ese momento, si te permitieras a ti mismo una libertad sin ataduras, para experienciar simplemente, dentro del esquema de tu propio discernimiento, cuando te abras a la presencia del Espíritu Santo, te encontrarás en completa y total aceptación. Te encontrarás en la presencia del Amor mismo. Y cuando hagas eso, te sentirás capaz de eliminar tus miedos.

Si le hablas a un hermano que cree en la separación y por lo tanto, tiene su propia agenda, y tú compartes con él, tus más íntimos pensamientos, en lo profundo dentro de ti, hay un miedo de no ser aceptado. Y en ese miedo, la comunicación ha sido destruida. Pero si miras adentro, si escuchas solo en tu silencio y te dejas ser a ti mismo, te encuentras siendo ese momento; si al mismo tiempo, te abres al discernimiento de un significado, una emoción y un propósito, en­tonces, surgiendo, de tu silencio, escucharás la canción de la verdad. Verás a tus miedos, di­solviéndose en la nada. Así como la oscuridad se disuelve ante la presencia de la luz. Y así habrás transformado el miedo en Amor.

Y tú has hecho eso al mirar adentro. ¿Y qué pasará cuando hagas eso? Tu vida cambiará. Encontrarás la verdad misma reflejada en tu mundo. Encontrarás que tu vida canta la canción de la verdad, que tu vida canta la canción de un significado, una emoción y un propósito. Y ese único propósito, sobre todo, es extender la única emoción, el amor, a toda la Vida Misma. Y cuando hagas eso, no habrá ningún aspecto de tu vida, ningún hermano, que no sea tocado por el reflejo de tu santidad. Y tus hermanos se verán a sí mismos, aceptables perfectamente para tu vista, así como todos los seres son aceptables para Dios. Y ellos alcanzarán la comu­nicación contigo, sin reservas, sin guardar nada. Y tú, en tu aceptación de ellos, les reflejaras el amor de Dios.

Porque ese es el mensaje de Dios para ti, quien eres inocente absolutamente, «Eres mi Hijo bien amado, de quien estoy complacido. Tú eres mi Hijo, quien brilla y brilla para siem­pre hacia la distancia de la eternidad, en tu espacio y hacia el día para siempre en tu tiempo». Y te sentirás que eres el Hijo de Dios, quien se ha hecho la primera causa, independiente de espacio y tiempo. Y quien siendo como Dios Mismo, siendo la fuente del Amor, extiende el Amor a toda la creación.

Así habrás descubierto la verdad de la vida, al compartir tu percepción con el Espíritu Santo, al mirar adentro donde permanece el Espíritu Santo, esperando tu invitación, en la quietud y el silencio. Y así, reflejarás a todo el mundo la perfección y la inocencia de lo que tú eres. Reflejarás a todo el mundo el Amor de Dios, que también, en verdad, es exactamente lo que tú eres y siempre será así.

Brent A. Haskell: La otra voz