Observa qué parte de ti permanece inalterable

 

Para algunas personas, llegar a comprender que nosotros somos la consciencia puede ser algo muy abstracto. Para los que lo entienden, no es nada abstracto. Se convierte en su experiencia vital. Si a ti te parece abstracto, te propongo algo muy sencillo: intenta darte cuenta de qué parte de ti ha estado siempre ahí a lo largo de toda tu vida. Independientemente de lo viejo o lo joven que seas, observa cómo han ido cambiando las cosas a lo largo de tu vida: tu cuerpo ha cambiado, tu mente ha cambiado, tu ego ha cambiado, tus creencias han cambiado, tu personalidad ha cambiado. Todo esto ha estado fluyendo a lo largo de los años. Pero en todo este tiempo, desde que adquiriste el lenguaje, siempre te has referido a ti mismo como “yo”: “Yo soy esto. Yo creo esto. Yo pienso esto. Yo creo eso. Yo quiero esto. Yo quiero eso”. Mientras que todo lo demás ha cambiado y sigue cambiando, el “yo”, es el mismo “yo” de cuando tenías cinco años. Lo exterior ha cambiado. Los pensamientos han cambiado. El cuerpo ha cambiado. Las sensaciones han cambiado. Pero el “yo” no ha cambiado.

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Existe un conocimiento a nivel de intuición, que sigue siendo el mismo de siempre, y te refieres a él cada vez que dices “yo”. Sin apenas darte cuenta, ésa es tu parte divina. Es la parte sagrada. Es tu naturaleza esencial. Pero ese “yo” no tiene forma. Su naturaleza es la consciencia o espíritu. Así que cualquiera puede darse cuenta por sí mismo, y en su interior, de que esta sensación del “yo” ha estado ahí todo el tiempo.

Pero este “yo” no es lo que la mente piensa. La indagación meditativa te permite descubrir, por ti mismo, quién y qué es realmente este “yo”. Lo denomino indagación meditativa porque es muy experiencial. En este contexto, “meditativa” significa “experiencial”.  La indagación sólo es poderosa cuando es meditativa, cuando observamos nuestra propia existencia de un modo sostenido, concentrado y silencioso.

Nadie puede forzar éste vislumbre de comprensión en el ser. Ocurre de forma espontánea. Por sí mismo.  Pero lo que podemos hacer es cultivar el terreno y crear las condiciones necesarias para que se pueda producir esta vislumbre de comprensión. Podemos abrir la mente a posibilidades más profundas y podemos empezar a investigar personalmente qué somos verdaderamente.

Cuando despertemos a nuestra verdadera naturaleza, este despertar tal vez dure un instante o un rato, o quizá sea permanente. Sea lo que sea, será perfecto y estará bien. Tú eres quien tú eres. Sea cual sea tu experiencia, no puedes perder lo que eres. Aunque experimentes una determinada apertura, te des cuenta de tu verdadera naturaleza y luego te parezca que la olvidad, en realidad no habrás perdido nada. Por consiguiente, te invito a descansar cada vez más profundamente, a no aferrarte a ninguna visión o experiencia, a no intentar apegarte a ella, sino a reconocer la realidad subyacente, aquella que no cambia nunca.

Ramana Maharshi, el gran sabio indio del siglo XX, tenía un dicho:” Permite que llegue lo que tenga que llegar; permite que se vaya lo que lo que tenga que irse. Descubre lo que permanece”. La indagación meditativa es una forma de descubrir lo que permanece, lo que ha estado siempre.

 Adyashanti-MEDITACIÓN AUTÉNTICA