Opuestos
Es necesario entender con claridad el concepto de los opuestos. Cada cosa en la vida se presenta en opuestos, y todo lo que uno valora y elige es uno de un par de opuestos. Todas las dimensiones son opuestos: Dentro y fuera arriba y abajo, alto y bajo, izquierda y derecha. Nuestros valores sociales y estéticos también se presentan en términos de opuestos: fuerza y debilidad, éxito y fracaso, belleza y fealdad. Nuestras ciencias y filosofías también se expresan como opuestos: la ontología está relacionada con el ser y el no-ser; la lógica con lo verdadero y lo falso, y la epistemología con la realidad y la apariencia. La vida y el vivir parecen estar hechos exclusivamente de opuestos.
Es la mente-intelecto humano quien se niega a aceptar la interconexión natural de los opuestos como un hecho de la vida. Vida y muerte se convierten en vida frente a la muerte. Bien y mal se convierten en bien frente al mal. Entonces vivir se convierte en un proceso de elegir constantemente, y en las consecuencias de esa elección. El intelecto no se da cuenta de que la separación en opuestos no es natural, e implica conflicto e infelicidad. Al no aceptar la interrelación de los opuestos, los separa, y la desdicha humana se funda en esa misma separación.
Hasta hace relativamente poco, es decir, hasta que la física newtoniana (que prevaleció durante varios siglos) fue superada por la física moderna, la idea de la unión interna de los opuestos estaba confinada únicamente a los místicos, principalmente orientales. Pero ahora, hasta la ciencia ha aceptado la realidad de la unión de los opuestos. Así por ejemplo, el reposo y el movimiento ya no son opuestos, según la teoría de la relatividad “cada uno de ellos es ambos”. Un objeto puede estar en reposo para un observador mientras que para otro observador, al mismo tiempo, el objeto puede estar en movimiento. Así mismo, la separación entre onda y partícula tuvo que desaparecer cuando se descubrió que en ciertas circunstancias una onda se comportaba como partícula, y viceversa, de modo que ahora tenemos “ondáculas”. La masa no está separada de la energía, y los viejos “opuestos” ahora se ven como dos aspectos de la misma realidad. Este descubrimiento fue experimentado de manera horrenda por la gente de Hiroshima y Nagasaki.
Habiendo dicho todo esto sobre la interrelación de los opuestos, perderemos el punto fundamental si no nos damos cuenta de que en realidad los opuestos no existen sino como concepto. Y esto es lo que el sabio quiere transmitir al discípulo. La infelicidad del ser humano se basa en el hecho de que trata de erradicar uno de los opuestos: la fealdad, el mal, la debilidad, la estupidez. En tales intentos, se olvida el hecho de que los opuestos no existen en absoluto, aparte de como concepto. Los opuestos son una ilusión creada por la mente-intelecto a través de la separación conceptual.
Cuando el Génesis hace referencia a la caída de la gracia de Adán y Eva por haber adquirido el “conocimiento del bien y del mal”, el significado claro es que su caída se debió a que discriminaron entre el bien y al mal, útil e inútil, aceptable e inaceptable, debido a una valoración de lo que sirve o no sirve en su entorno. En otras palabras, el hombre genera infelicidad para sí mismo cuando muestra una preocupación obsesiva por la seguridad y la supervivencia. Por otra parte, una aceptación comprensiva de las polaridades duales en las que se basan la vida y la naturaleza implicaría una unidad con el universo que nos permitiría vivir la vida con una serenidad que incrementaría nuestras probabilidades de seguridad y supervivencia, pues careceríamos de la ansiedad que dificultaría o reduciría la libertad de movimiento en cualquier cosa a la que nos dedicáramos normalmente.
En el dualismo, los opuestos como positivo y negativo, vida y muerte, luz y oscuridad, bien y mal están en guerra uno con otro. En lo referente a la dualidad metafísica esto es tan impensable como que una corriente eléctrica no tuviera los polos positivo y negativo. Dualismo significa buscar la felicidad y excluir la infelicidad, buscar el triunfo y excluir el fracaso, perseguir lo bueno y excluir lo que consideramos malo; en resumen, buscar la salud, la riqueza y la felicidad excluyendo completamente la enfermedad, la pobreza y el dolor. Por otra parte, el principio de la dualidad polar implica la aceptación voluntaria de los opuestos interrelacionados como la base misma del universo y de la vida que contiene. Entonces la vida se convierte en un arte, y mantiene a los dos opuestos interrelacionados en equilibrio. Como dijo Lao-Tsé: “conociendo lo masculino y manteniendo lo femenino, uno se convierte en una corriente universal; convirtiéndose en una corriente universal, uno no está separado de la virtud eterna”. Por supuesto, masculino y femenino no se refieren tanto al sexo como las características destacadas de lo masculino y lo femenino. En otras palabras, los opuestos interrelacionados son como los lados opuestos pero inseparables de una moneda, los polos de un imán, o el pulso y la pausa de cualquier vibración.
Ramesh Balsekar