Elijo mi propia realidad

No hay ningún mundo aparte de lo que deseas, y en eso radica, en última instancia, tu liberación. Cambia de mentalidad con res­pecto a lo que quieres ver, y el mundo cambiará a su vez. Las ideas no abandonan su fuente.
Libero al mundo de todo lo que jamás pensé que era, y en lugar de ello elijo mi propia realidad.

El lago

El lago era muy profundo, con peñascos que se elevaban a ambos lados. Uno podía divisar la otra orilla, boscosa, con nuevas hojas primaverales; y aquella margen del lago era más escarpada, con más árboles y un follaje tal vez más espeso. Esa mañana el agua se hallaba en calma y su color era verde azulado. Es un bello lago. Había cisnes, patos y, ocasionalmente, un barco con pasajeros.

La vida comienza donde termina el pensamiento

Si pasas por los prados con sus miles de flores de todos los colores imaginables, desde el rojo brillante hasta el amarillo y el púrpura, y su hierba verde brillante lavada por la lluvia de anoche, rica y verde, nuevamente sin un solo movimiento de la maquinaria del pensamiento –entonces sabrás lo que es el amor.

Dos clases de Influencias

Todas las personas, en las condiciones corrientes de la vida, viven bajo dos clases de influencias. Primero, están las influencias creadas en la vida, el deseo de riqueza, de fama, etc., a las que llamamos influencias A. Segundo, hay otras influencias que provienen de la vida externa, que trabajan en las mismas condiciones, aunque son diferentes, y a estas influencias las llamamos B. Alcanzan al hombre en forma de religión, literatura o filosofía. Estas influencias, de segunda clase, son conscientes en su origen. Las influencias A son mecánicas desde el principio.

El mundo que deseas

El mundo que ves es ciertamente despiadado, inestable y cruel, indiferente en lo que a ti respecta, presto a la venganza y lleno de odio inclemente. Da únicamente para más tarde quitar, y te despoja de todo aquello que por un tiempo creíste amar. En él no se puede encontrar amor duradero, por­que en él no hay amor. Dicho mundo es el mundo del tiempo, donde a todo le llega su fin.

¿Quién soy?

Muchos de nosotros vivimos con estas rejas. Las sentimos pero no las vemos porque son invisibles. Estas rejas son nuestras creencias, nuestros juicios y opiniones, y sobre todo lo que nosotros pensamos de nosotros mismos. En el preciso instante que decidimos tomar conciencia de quiénes somos, dichas rejas se abren y nos damos cuenta que somos libres y que siempre lo hemos sido. Así logramos escapar de la prisión que nosotros mismos hemos creado.