Todo en el mundo, todas las manifestaciones de la energía, todas las clases de acción, sea en el mundo o en la actividad humana, internas o externas, son siempre manifestaciones de tres fuerzas que existen en la naturaleza.
Sustituir es aceptar una cosa por otra. Sólo con que examinases exactamente lo que esto implica, percibirías de inmediato cuánto difiere del objetivo que el Espíritu Santo te ha dado y quiere alcanzar por ti. Sustituir es elegir entre dos opciones, renunciando a un aspecto de la Filiación en favor de otro. Para este propósito especial, uno de ellos se juzga como más valioso y reemplaza al otro. La relación en la que la sustitución tuvo lugar queda de este modo fragmentada, y, consecuentemente, su propósito queda dividido. Fragmentar es excluir, y la sustitución es la defensa más potente que el ego tiene para mantener vigente la separación.
Ya reparé lo que hice a los que herí, ahora me toca a mí, yo no voy a esperar a que alguien venga a hacer las reparaciones, yo conozco el funcionamiento de la mente y sé que cuanto más tiempo pasen abiertas estas heridas, más daño me hacen.
Tener resentimiento no es mejor que tener la culpa de haber herido a alguien: no es mejor ser la víctima que el victimario, ambos sufren en un nivel o en otro. Es imprescindible no sólo hacer que las personas a las que dañamos nos perdonen sino que debemos liberarnos de los resentimientos de los que nos hirieron.
El alma no admitirá los objetivos falsos, pues tiene sus inclinaciones y necesidades. Al perseguir objetivos falsos no conseguirás nada o, al conseguirlo, comprenderás que ya no necesitas lo que acabas de obtener.
El Transurfing no tiene nada que ver con los péndulos; por tanto te ofrece un camino absolutamente contrario. No cambiar, sino aceptarte a ti mismo.
Ya hay un gran número de personas preparadas para trascender el individualismo y vivir la unidad a un nivel superior, no a base de elucubraciones filosóficas sino de manera concreta, lo cual se traduce en un deseo de cooperación y de unión, en un deseo de reunirse en comunidad para crear juntos desde una visión común; no porque se tenga necesidad de los demás, sino porque se siente un impulso interno –en realidad, el del Maestro del Corazón– para poner en común las facultades y recursos de cada uno para el bien de todos. Eso da lugar a un nuevo tipo de grupo o comunidad, casi opuesta en sus características a las tribus o grupos que seguían pasivamente a su jefe. Están constituidos por personas autónomas, responsables y muy desarrolladas a nivel individual, que deciden libremente, desde el corazón, reunirse para llevar a cabo una tarea común en medio del respeto, la cooperación y el apoyo mutuos. Es el modo óptimo de funcionamiento del ser humano, el que hará que el mundo cambie por completo. Y el que desea el Maestro que reside en el Corazón. Cuando se alcanza ese estadio, la coherencia se establece en uno mismo, en las creaciones comunes y en el entorno. La conciencia de la humanidad se ha desarrollado ya lo suficiente como para dejar de funcionar de modo individual y separado; debe tener una visión común y recuperar su capacidad de compartir.
Debemos estudiar al mundo en el que el hombre vive, a fin de tratar de entender por qué el hombre es lo que es y por qué no puede ser diferente. No podemos encontrar respuestas a todas estas preguntas si estudiamos al hombre separadamente del mundo en el que vive. En cierto sentido, el hombre es análogo al universo; las mismas leyes operan en él y hallaremos que es más fácil entender alguna de estas leyes, estudiando al hombre, mientras otras leyes las podemos entender mejor, estudiando al universo.Ouspensky, conocimiento, mundo, hombre