Principio de aprendizaje por la ley del karma

Para algunos, la ley del karma es hoy en día muy familiar. Sin embargo, por esta misma razón, la de que esta noción resulte cada vez más conocida, numerosas deformaciones y excesi­vas simplificaciones han llegado a degradar su verdadero sentido. Así pues nos limitaremos aquí brevemente a esclarecer su significación fundamental.

Principio de aprendizaje por la ley del karma

Es una ley a la que llaman también «ley de la reciproci­dad». El principio en sí comienza a ser muy conocido y por ello no daremos más detalles.

En cambio, aquí vamos a clarificar esta noción, porque a medida que ha sido vulgarizada, ciertas interpretaciones sim­plistas han deformado completamente su sentido, hasta tal punto que algunos ya rechazan está noción y con toda razón. Sin embargo, es muy importante captar su verdadero senti­do, ya que nos permitirá luego aclarar el concepto de respon­sabilidad-atracción-creación.

En principio, la ley del karma o ley de la reciprocidad, ha sido expresada como una ley según la cual recogemos lo que sembramos. Si hemos obrado bien, tendremos buenos resul­tados; si hemos hecho daño a alguien, recibiremos malos tra­tos. Esta visión, demasiado simple, no está lejos de la reali­dad; sin embargo esinsuficiente para comprender la utilidad real de la ley del karma.

La ley del karma es una ley de atracción, y lo que vamos a atraer es efectivamente función de lo que hemos realizado o dejado de realizar en el pasado. Es verdad que la ley del kar­ma se apoya sobre nuestro pasado, sobre el conjunto de nuestras vidas pasadas, o —si no se quiere hacer intervenir la noción de tiempo—, la ley del karma se apoya sobre un cier­to estado de conciencia a fin de crear un estado de conciencia más avanzado. Pero el objeto de esta atracción no es un re­torno mecánico. La finalidad fundamental de la acción de la ley del karma es el de atraer circunstancias de vidas tales que resulte favorecido el aprendizaje del ser humano en función de lo que éste está dispuesto a hacer en su proceso de evolución para poder llegar a un mayor dominio de su propio vehículo y para la expresión más completa de su pro­pio Ello. El propósito de esta ley es esencialmente educati­vo y evolutivo, nacido de la gran ley del amor y de la armo­nía del Universo.

En función de esto, decidiremos qué tipos de situaciones, o qué tipos de condiciones de vida y de experiencias debe­remos atraer energéticamente a nuestra vida. Decimos bien energéticamente, porque todo el proceso de atracción es un proceso energéti­co. Todo es movimiento de energía y esas «decisiones», o esas «elecciones» no se hacen de una manera racional lineal (como lo presentamos aquí, ya que nosotros nos expresamos por medio de palabras y a través del intelecto), sino por la ac­ción energética instantánea dirigida a través de la intención de base que es la intención de la evolución.

La ley del karma es una ley de amor, y sólo existe para sostener nuestra meta fundamental de evolución y de pleni­tud hacia una manifestación más perfecta de nosotros mis­mos. Lo que llamamos una «mala acción» no es más que una demostración dela ausencia de contacto con la voluntad de nuestro Ello que ocasiona nuestra ignorancia de cierta ley y el olvido de lo que somos. Entonces la ley del karma hará que atraigamos a nuestra vida circunstancias que nos permitirán comprender y respetar la voluntad del Ello al tiempo que seguiremos naturalmente esta ley, y así podre­mos encontrar algo más de nuestra esencia. Por tanto, si una «mala acción» en el pasado atrae una circunstancia desagra­dable en nuestra vida actual, no es en absoluto para casti­garnos (el concepto de castigo es una invención de la mente humana y no existe como ley de la naturaleza), sino más bien para darnos la ocasión de experimentar y de aprender acerca de la ley que quizás hayamos transgredido en una circunstancia pasada.

Annie Marquier: El poder de elegir, cap. VIII