¿Qué significa la relación?

Cuando uno pierde su relación con la naturaleza y la vastedad de los cielos, pierde su relación con el hombre.

Casi todas las reacciones, especialmente aquellas que son dolorosas o placenteras, se registran en el cerebro, tanto a nivel consciente como a un nivel más profundo. Este registro prosigue desde la infancia hasta la muerte y, poco a poco, construye una imagen o una representación que cada persona tiene de sí misma. Si uno está casado o vive con alguien por un mes o por años, cada cual ha formado una imagen del otro –las ofensas, las irritaciones, las palabras duras, los halagos, las respuestas sensuales, las observaciones intelectuales, el compañerismo y la ternura, la imaginación con sus satisfacciones y las asociaciones culturales–. Estas cosas forman las variables imágenes que son despertadas en diferentes circunstancias. Aparte de las relaciones físicas reales, estas imágenes deforman o niegan una profunda relación de amor, de compasión con su inteligencia.

¿Qué significa la relación?

Cuando somos ofendidos o lastimados psicológicamente, tal como nos ocurre desde la infancia, las consecuencias de esa herida son obvias: tememos heridas ulteriores, nos apartamos construyendo un muro a nuestro alrededor, hay más aislamiento, etcétera; un proceso de neurosis. Cuando nos damos cuenta de ello, si observamos estas heridas, los conflictos, entonces instintivamente reclamamos un modo de impedir que se nos lastime. La imagen máxima es el “yo”, con “Y” mayúscula y con “y” minúscula. Cuando uno capta el pleno significado de por qué el cerebro, el pensamiento, forma estas imágenes, la verdad de por qué estas imágenes existen, esa percepción misma disipa toda la formación de imágenes. Ésta es la libertad fundamental.

Por pequeña que sea la parte del cerebro que está funcionando, para funcionar bien, eficientemente, tiene que sentirse segura, a salvo. Que esa certidumbre, esa seguridad, sea una ilusión o alguna invención del pensamiento (como lo son la fe y la creencia), carece realmente de importancia mientras esa parte limitada del cerebro se sienta asegurada, a salvo. En esta ilusión vivimos. Con la imagen, como lo son el nacionalismo y las imágenes que hay en todos los templos del mundo, vive el hombre y continúa con el conflicto, el placer, el dolor. Sólo cuando percibimos que ellas oscurecen e impiden nuestra verdadera y profunda relación con otro, o que están entre nosotros mismos y esa nube, ese árbol y aquellos niños, sólo entonces puede haber amor.

Jiddu Krishnamurti: Encuentro Con La Vida