Quejarse

Quejarse es una falta de aceptación de lo que es. Lleva una carga negativa inconsciente.

Cuando te quejas, te conviertes en una víctima. Y esto es inconsciencia.

Cada persona actúa de acuerdo a su nivel de conciencia.

Quejarse

Cuando una persona te miente, por ejemplo, y a ti te duele, lo que te duele es el ego. Es decir, te lo tomas como algo personal y por eso te duele.
La persona que te miente, actúa según su nivel de conciencia. Esto no significa que esa persona te haya escogido a ti para mentirte, sino que también mentirá a otras personas.
La interpretación de tu ego es: «Esa persona me ha mentido a mí. Me ha traicionado a mí». En realidad, la persona que ha mentido, no ha podido evitar hacerlo.
Uno de los cuatro acuerdos dice «no te tomes nada personalmente». Y ésta es una gran recomendación. Así que, mantente al margen.

Esa persona mintió porque era su nivel de conciencia en ese momento, y su condicionamiento particular lo hacen mentir. Puede que ni siquiera se dé cuenta de que lo está haciendo. Puede que se esté creyendo sus propias mentiras.
O quizás allá, muy en el fondo de su mente, sabe que no es verdad. Pero está tan oculto en su identificación con su mente y con las palabras que salen de su boca, que termina creyéndose sus propias mentiras.

Eso pierde fuerza cuando te das cuenta de que cada ser humano actúa de acuerdo a su nivel de conciencia. No está realmente dirigido a ti, por tanto, no debes tomarlo como algo personal.
Incluso manejando en el tráfico, alguien hace algo, se te atraviesa y te lo tomas personalmente. La otra persona ni siquiera sabe quién está en el otro auto, y resulta que eres tú el que está allí. Pero el ego lo interpreta así: «él me hizo algo a mí». Como si esa persona te hubiera elegido para ofenderte.
Esa persona lo hace constantemente, solo que pasó que eras tú quien iba en el otro auto.

Al ego le encantan estas cosas porque puede quejarse de lo que otros «me» hacen. Y mientas más me quejo de lo que los demás me hacen a mí, ese «mi» se hace cada vez más fuerte.
Esto, por supuesto, no es consciente.

Quejarnos de otros, que no necesariamente mintieron, no necesariamente se nos atravesaron en el tráfico, pero que fracasaron en su relación conmigo, cualquiera que haya sido su función, es algo inconsciente y muy satisfactorio para el ego quejarse de esas personas que de alguna manera tuvieron una mala relación, o que trasgredieron, o que hicieron algo, o que no hicieron algo que han debido hacer, a «mi».

Una de las ocupaciones favoritas del ego, es quejarse de otras personas. Es muy satisfactorio, porque mientras más me quejo de alguien, mejor me siento conmigo mismo, y más en lo correcto estoy.
Y, por supuesto, el mundo está lleno de gente que te da muchas oportunidades para quejarte. Nunca te faltará gente de la cual quejarte. Y la vida te hace eso no para molestarte, sino para hacerte más consciente.

Así que todas esas personas que no están a la altura de tus expectativas, que deberían hacer exactamente lo que es correcto, y ser exactamente como deberían ser para llenar mis expectativas, todas esas personas fueron puestas allí por algunos demonios malignos para hacer tu vida miserable. Esto es lo que algunas personas creen.
Si el mundo está lleno de personas que no hacen lo que deberían estar haciendo de acuerdo a lo que tú piensas, cuando te quejas de otros, de lo que sea, incluso de cosas sencillas como que alguien no llegó a tiempo, observa y mira si puedes salirte del patrón de la queja.

Desafortunadamente, para el ego, pareciera como si estuvieras hambriento, y desafortunadamente eso es lo que es. El ego va a empezar a sentir que se está encogiendo; «si no me quejo, me disminuyo, no puedo expandirme si no me estoy quejando». Porque cuando te quejas, el ego crece. Y mientras más fuerte y emocional sea la queja, el ego más se infla como un globo. 
Y luego, puede que la ira se añada a la queja: “¡Estoy harto de esta gente! ¿Quiénes se creen ellos que son?”.
Así que puedes practicar tan pronto como sientas que vas a expresar una queja. Puedes practicar y renunciar a hacerla, y ver cómo te sientes. Al principio vas a sentir como si faltara algo en tu vida. Y luego sentirás como va surgiendo la paz.

Alguien está pensando ahora ¿usted quiere decir que debo convertirme en un tonto y permitir que la gente haga lo que sea? No, cualquiera que sea la información que le tengas que expresar a alguien, puedes expresarla si es correcto hacerlo, sin quejarte. O puedes tomar acción, sin quejarte.
Si llamas a una persona para que te repare algo en tu casa y esa persona no se presenta, y lo llamas otra vez y te dice: «Si, voy para allá a las 3» y aun así no aparece, en algún momento tendrás que decir: «Bien, voy a tener que buscarme a otra persona». Y entonces puedes llamarlo y decirle «Como usted no apareció por dos o tres veces, voy a tener que llamar a alguien más, gracias por escuchar». Aquí no hay queja.

Quejarte no te ayuda, no va a hacer esa persona más consciente, solo fortalece la identificación con tu falso ego. Así que puedes actuar, informar a alguien sobre esto o aquello, sin quejarte de ellos.
Otra cosa que pasa cuando te quejas, es que creas pseudo-identidades en tu mente sobre lo que son estas personas de las que te quejas. Porque cuando te quejas, la queja en tu mente se convierte en lo que esa persona es. Así que, lo que esa persona realmente es, queda virtualmente anulado por la queja mental que tienes de él o ella.

Pierdes totalmente el contacto con ese otro ser humano, y el otro ser humano llega a ser totalmente «otro», y ni siquiera te das cuenta de que comparten una esencia común: unidad, bondad, de la cual ni siquiera hemos hablado. La bondad desapareció hace mucho tiempo.

La queja mental, borra por completo el resto de la persona, muy rápidamente, muy fácilmente. Y esa es otra forma de perder el espacio interior, uno de los patrones de la mente. 
Sin embargo, agradece a toda esta gente, quienes de acuerdo al juicio de la mente, carecen de esto, de aquello, de todo eso, y son desagradables, porque te hacen más consciente.
Como práctica espiritual, te recomiendo no quejarte. Lo cual no significa que no puedas tomar acción.
Comienza por no quejarte en voz alta, y si dejas de decir algo, quizás siga ocurriendo en tu mente, entonces tienes que poner tu atención allí y ver si hay algún progreso en tus pensamientos de queja dentro de tu cabeza.

Así que incluso cuando hayas logrado no decirlo en voz alta, sigue alerta para ver si tu mente sigue quejándose, pues puede que a pesar de que no lo digas en voz alta, lo sigues pensando.

Una vez que observas el pensamiento, te das cuenta de que este tipo de pensamiento no hace tu vida más alegre o placentera, no realmente. Y puedes vivir sin este pensamiento, y en realidad, la vida es mucho mejor sin él. Más liviana, más clara.

Eckhart Tolle