RENOVACIÓN    

Ahora, cuando parece que las estructuras que han soportado nuestra aparente civilización se desmoronan…ahora, cuando las creencias que ahuyentaban las crisis de la ignorancia flaquean… ahora, cuando la fraternidad entre los seres humanos parecen resquebrajarse más que nunca… es bueno volver la mirada hacia los fundamentos que fortalecieron la historia del mundo, nuestro mundo.

Nuestra civilización ha pasado por incontables procesos de destrucción, en donde lo viejo y caduco, lo que ya no servía, desaparecía para dar cabida a que lo nuevo y renovador brillara nuevamente, llenando las expectativas de los seres humanos de renovadas fuerzas, de un coraje tan fuerte como lo puede ser una simple caña de bambú que en su oquedad difícilmente se abate en la tempestad, solo se dobla para dejarla pasar, sin resistencia.

RENOVACIÓN

Es bueno observar todo este proceso que se repite constantemente y aprender con los ojos bien abiertos para así poder seguir adelante, desnudos de las viejas y caducas modas, buscando la paz sin herir, reconociendo la auténtica hermandad más allá de los propios y egoístas deseos.

Ante cada nueva revolución mundial, se nos ha ofrecido una nueva posibilidad para sanar y subir un nuevo peldaño. Cada destrucción ha servido para crear nuevos paradigmas que sirvieran de baluartes sostenedores mientras la humanidad era capaz de asimilar lo que veía, y de esa manera crear un nuevo pensamiento que sirviera como estructura para una consciencia más incluyente y así, sobre y mediante esta renovada y crecida consciencia, sembrar las nuevas ideas. Pero no toda la humanidad responde en la misma medida. Muchos permanecen anclados en lo antiguo, en ajados ropajes que,  aun sabiéndolos desfasados, les confieren cierta seguridad pues aun creen ver en ellos un engañoso brillo. La comodidad y doblegación ante aquellos que así lo exigen, produce en la sociedad tal envenenamiento del que ya no es posible ocultarse, igual que ocurre cuando las aguas se estancan y se pudren. Ello lo vemos en la destrucción el medio ambiente y la falta de amor hacia la naturaleza, en la riqueza ganada a cualquier costa, en la visión de la más desgarradora pobreza y necesidad, en la gestación  de la ignorancia y brutalidad consentida por los grandes, etc. etc.

¿Qué podemos hacer para aprovechar esta nueva y quizás definitiva posibilidad de transformación?

No luchar.

No resistirse.

En definitiva, crear un espíritu donde la inofensividad, la sabiduría y la buena voluntad sean el baluarte en las relaciones humanas.

La sociedad ha pervivido a través del tiempo gracias a aquellos que sostuvieron una nueva visión y la mantuvieron envuelta en un manto de paz, verdad, belleza, justicia y amor. No sabemos la gran fuerza que habita en el amor y la paz de espíritu. Son transformadores. De manera que con estos pilares permitieron que la humanidad siguiera su camino, no exenta de errores, sí, pero con la esperanza y seguridad de que la luz de su Presencia fuera la fiel inspiradora en su camino.

Encarna Penalba