En el budismo, nuestra existencia ordinaria se llama samsara. No hay ninguna forma de “arreglar” el samsara para que sea plenamente satisfactorio. Mientras estemos atrapados en él, estaremos sujetos a sus ciclos de esperanza, y miedo, de placer y sufrimiento. A veces nos negamos a admitirlo. Cuando conseguimos comprender la insatisfacción del samsara entramos en el camino del “nirvana”, o de la liberación del sufrimiento. Este camino nos lleva directamente al corazón del samsara y nos enseña a transformarlo en paz. Cada aspecto de cada situación se convierte en un proceso de aprendizaje, enseñanza y conocimiento. Las enseñanzas se convierten en una silenciosa canción, que nos lleva a un despertar.

Marianna Escribano