Semillas de Consciencia

 

Cuando miramos profundamente a una flor, podemos ver que está hecha de elementos no-flor , como el sol, la lluvia, el suelo, el compost, el aire y el tiempo. Si seguimos mirando profundamente, también nos daremos cuenta de que la flor está en camino de convertirse en compost. Si no percibimos esto, nos sorprenderemos cuando la flor comience a descomponerse.

Cuando miramos profundamente en el compost, vemos que también está en camino de convertirse en flor, y nos damos cuenta de que las flores y el compost “inter-son.” Se necesitan mutuamente. Un buen jardinero orgánico no subestima el compost, porque sabe cómo transformarlo en margaritas, rosas, y muchos otros tipos de flores.

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Cuando miramos profundamente dentro de nosotros mismos, vemos las flores y la basura. Cada uno de nosotros tiene ira, odio, depresión, discriminación racial, y muchos otros tipos de basura, pero no hay necesidad de temerle. De la misma forma en que un jardinero sabe transformar el compost en flores, podemos aprender el arte de transformar la ira, la depresión y la discriminación racial en amor y comprensión.
Esto es obra de la meditación. Según la psicología budista, nuestra conciencia se divide en dos partes, como una casa de dos plantas. En la planta baja hay una sala de estar, y la llamamos “conciencia de la mente.” Por debajo de la planta baja, hay un sótano, y lo llamamos “almacén de la conciencia”
En ese almacén todo lo que hemos hecho siempre, experimentado, o percibido se almacena en forma de semilla, o película. El sótano es un archivo de todo tipo imaginable de películas almacenadas en una cinta de vídeo. Arriba, en la sala de estar, nos sentamos en una silla a ver éstas películas, de las que nos servimos desde el sótano.
Ciertas películas, tales como la ira, el miedo o la desesperación, parecen tener la capacidad de subir del almacén por sí mismas. Abren la puerta de la sala de estar y activan por sí mismas nuestro reproductor de vídeo, tanto si las elegimos o no. Cuando eso sucede, nos sentimos atrapados, y no tenemos más remedio que verlas. Afortunadamente, cada película tiene una longitud limitada, y cuando se ha terminado, regresa al almacén. Pero cada vez que es vista por nosotros, gana una mejor posición en el estante del archivo y sabemos que va a volver pronto.
En algún momento un estímulo desde fuera, como cuando alguien dice algo que hiere nuestros sentimientos, provoca la proyección de una película en la pantalla de nuestro televisor. Pasamos gran parte de nuestro tiempo viendo estas películas, y muchas de ellas nos están destruyendo.
Aprender a detenerlas es importante para nuestro bienestar.
Los textos tradicionales describen la conciencia como un campo, un terreno en el que cada tipo de semilla se puede sembrar ; semillas de sufrimiento, felicidad, alegría, tristeza, miedo, ira y esperanza .
Cuando una semilla se manifiesta en nuestra conciencia mental, siempre regresa al almacén mucho más fuerte. La calidad de nuestra vida depende de la calidad de las semillas en el almacén de la conciencia. Si manifestamos semillas de ira, tristeza y miedo en nuestra conciencia mental, las semillas de la alegría, la felicidad y la paz no podrán brotar y fortalecerse.
Practicar la atención plena significa reconocer cada semilla, que viene desde el almacén y regar las semillas más nutritivas siempre que sea posible, para ayudarlas a crecer más fuerte. En cada momento que nos damos cuenta de algo pacífico y hermoso, reguemos las semillas de paz y belleza , y hermosas flores florecerán en nuestra conciencia.
El tiempo que dedicamos a regar y cuidar determina la fuerza de esa semilla. Por ejemplo, si nos encontramos delante de un árbol, respiremos conscientemente, y disfrutemos de él durante cinco minutos. Semillas de felicidad se regarán en nosotros durante cinco minutos, y esas semillas crecerán más fuertes.
Durante los mismos cinco minutos, otras semillas, como las del miedo y el dolor, no son regadas. Tenemos que practicar de esta manera todos los días.
Cualquier semilla que se manifiesta en nuestra conciencia mental siempre vuelve a nuestro almacén de la consciencia fortificada. Si regamos nuestras semillas sanas con cuidado, podemos confiar en que nuestro almacén de consciencia se producirá trabajo de sanación.
Thich Nhat Hanh