SOBRE  EL  AMOR  

La mayoría de las veces ocurre cuando menos te lo esperas, y llega de aquellos a quien más amas, pero ¡zas! surge el garrotazo de golpe y duele, duele mucho si te pilla con la guardia bajada, o sea, distraída con las cosas que la vida trae para despistarte. Puede surgir por un mal entendido, una circunstancia que nos excede y por lo tanto poco podemos hacer, pero desde fuera se nos exige cierto comportamiento, situarte en un lado a costa de despreciar el contrario, hacer cosas que están fuera de nuestro contexto natural. Entonces se produce una convulsión externa que hace temblar los cimientos internos. Percibes  que algo quiere sacarte de tu centro. Has de estar muy alerta, con atención plena para volver a sumergirte dentro de la Presencia de la que has sido ilusoriamente apartada.

Esta situación, más común de lo que pensamos, me lleva a darme cuenta lo fácil que resulta excluirnos del amor que somos. Porque el amor no toma partido, no es excluyente, más bien te lanza una luz verde como si te dijera:  

“¡Eh, ven, no pasa nada ahora, es simplemente un efecto de pensamientos desafiantes los que te han producido esta sensación de desamparo, dejándote como una niña huérfana!”

 Pura ilusión.

Genuinamente somos Amor pero se nos olvidó y por eso venimos aquí para recordarlo. Vivimos en una proyección, en un pase de película constante en donde el amor siempre está presente pero no como debería ser, puro y absoluto. Aquí el amor se vive a trozos, en canciones, películas, shows televisivos, a momentos, tú me das y te doy, a ver quién consigue más de aquello o lo otro y si tú me ayudas te daré un trocito de mi corazón pero, eso sí, con fecha de caducidad. Y si no estamos de acuerdo, se nos amenaza, coarta, insulta y aparta como apestados. Eso no es amor, para nada. Que no te engañen, no te engañes a ti mismo pensando en que tienes la razón siempre o que nunca te equivocas. Aquí la humildad y la comprensión, el ponerte en lugar de… juega un papel muy importante porque la comprensión y la humildad son como hermanos gemelos,  idénticos porque se han formado en la misma matriz y alimentado con la misa sangre. O sea, que se han gestado unidos. La humildad es como la flor y el aroma la comprensión.

Entonces, no te dejes partir en dos, o amo o no amo; o estoy contigo o contra ti. Eso nos rompe el alma en pedazos difíciles de recomponer, porque cuantas más veces lo suframos más nos va a costar. Nos alejamos de la Fuente. De la Luz Genuina que somos aunque no lo sepamos de verdad. Tiene que ser al contrario. Discernir que estas circunstancias opresivas solo han llegado para que nos demos cuenta que así nunca seremos felices. Saltamos de una plataforma a otra con cara de terror por dar un paso en falso y caer al vacío, cosa que ha ocurrido muchas veces y lo sabemos desde nuestro subconsciente. De ahí el miedo y el sufrimiento de volver a experimentar esa oscura vacuidad.

Cuando lleguen esas circunstancias que hablaba al principio, hay que buscar la unión, el ensamblaje entre los dos polos de la situación, pues de eso se trata. Detrás de la cara está la cruz pero siempre están inscritas en un mismo plano. Existen multitud de percepciones según quien las perciba, pero no juguemos a ver quién tiene la razón, así nunca acabará este juego y seguiremos sufriendo y separándonos más.

Los millones de percepciones humanas están hechas para formar un inmenso arco iris. Las ideas pueden ensamblarse como las cuentas de un collar unidas por el cordón del Amor. Así un día iremos recordando que fuimos hechos de Amor. Que somos capaces de amar sin restricciones porque esa es nuestra esencia largo tiempo encerrada en un frasco de cristal.

Encarna Penalba