Sobre el Recuerdo de Sí

Debemos comprender que la capacidad de recordarse es nuestro derecho. No la tenemos, pero podemos tenerla; poseemos todos los órganos necesarios para ello, por así decirlo, pero no estamos ejercitados, no estamos acostumbrados a usarlos. Es necesario crear cierta energía o punto particular, usando esta palabra en un sentido corriente, y esto sólo puede ser creado en un momento de grave tensión emocional. Antes de eso, todo es sólo una preparación del método. Pero si se encuentra usted en un momento de fortísima tensión emocional y trata de recordarse entonces, esto permanecerá después que la tensión pasó, y entonces podrá recordarse. De modo que, sólo con una emoción intensísima, es posible crear esta base para el recuerdo de sí. Pero esto no puede hacerse si no se prepara de antemano. Los momentos pueden sobrevenir, pero no obtendrá nada de ellos. Estos momentos emocionales sobrevienen de cuando en cuando, pero no los usamos, porque no sabemos cómo usarlos. Si trata con suficiente coraje el recordarse durante un momento de intensa emoción, y si la tensión emocional es bastante fuerte, dejará cierta huella, y esto le ayudará a recordarse en el futuro.

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El conocimiento debe adquirirse. Ninguna cantidad de consciencia puede dar conocimiento y ninguna cantidad de conocimiento puede dar consciencia. No son paralelos y no pueden reemplazarse mutuamente. Pero cuando usted se torna consciente, ve cosas que antes no vio. Y si mantiene eso durante bastante tiempo, produce un efecto enorme. Todo el mundo sería diferente si pudiese mantener esto, digamos, hasta quince minutos. Pero no se puede ser consciente de uno mismo durante quince minutos sin un elemento emocional muy fuerte. Usted debe producir algo que le torne emocional; no puede hacerlo sin la ayuda del centro emocional.

Es cuestión de destruir obstáculos. No somos suficientemente emocionales, porque gastamos nuestra energía en la identificación, las emociones negativas, la actitud crítica, el recelo, la mentira y cosas por el estilo. Si podemos interrumpir este desperdicio, seremos más emocionales.

La consciencia es una fuerza, y la fuerza sólo puede desarrollarse venciendo los obstáculos. En el hombre, pueden desarrollarse dos cosas: la consciencia y la voluntad. Ambas son fuerzas. Si el hombre vence a la inconsciencia, poseerá la consciencia; si vence a la mecanicidad, poseerá la voluntad. Si entiende la naturaleza de los poderes que puede lograr, será claro para él que aquéllos no pueden ser dados; estos poderes deben desarrollarse mediante esfuerzo. Si nos volviésemos más conscientes, seguiríamos siendo máquinas conscientes.

Suponga que alguien vuelve consciente a un hombre; se convertirá en un instrumento en manos de otros. Son necesarios los propios esfuerzos, porque de otro modo, aunque al hombre se lo vuelva consciente, no podrá usar eso. Está en la naturaleza misma de las cosas que la consciencia y la voluntad no pueden darse. Si alguien se las pudiera dar, eso no sería un beneficio. Esta es la razón de porqué uno debe comprarlo todo, nada se da gratis. Lo más difícil es aprender cómo pagar. Pero si esto pudiese explicarse en pocas palabras, no habría necesidad de ir a la escuela. Uno tiene que pagar no sólo por la consciencia sino también por todo. Ni la mínima idea puede convertirse en propia hasta que uno haya pagado por ella.

Recuerdo, cuando oí esta idea por primera vez, que vi muchas cosas absolutamente nuevas, porque era una respuesta a todas las preguntas que yo tenía cuando estudiaba psicología. De modo que, de inmediato, comprendí que la psicología empieza en este punto. Entendí que el hombre no se recuerda, pero podría recordarse si realizase esfuerzos suficientes. Sin el recuerdo de sí, no puede haber estudio, ni psicología. Pero si el hombre comprende y tiene presente que no se recuerda, y que nadie se recuerda, y sin embargo hay una posibilidad de recordarse, entonces el estudio empieza. He aquí por qué debe entenderse esto.

P. D. Ouspensky: El cuarto camino, cap. V