El arte de la contemplación

Contemplar mientras se investiga es dejar que la mente se movilice con las verdades que van apareciendo, dejando un espacio abierto para que la verdad penetre y para que surja entonces espontánea desde dentro (no desde el pensamiento) la respuesta a la verdad. Esta verdad que aparece espontánea se percibe con evidencia. ¿Y qué es una evidencia? Es una serena paz, el equilibrio de ser lo que somos. La verdad no se piensa, se es.
El arte de contemplar es el arte de ser. El avanzar en la contemplación es avanzar en el ser que somos verdaderamente y que se evidencia cuando contemplamos. Esto no se puede comprender desde la idea errónea que tenemos los humanos de que una cosa es conocer y otra es ser. Cuando pensamos, siempre lo hacemos desde la dualidad primigenia de la mente que escinde lo Real en dos: el que mira y lo mirado, el contemplador y lo contemplado. Así no podemos comprender; y por eso mismo creemos que el contemplar nos aleja del ser, cuando es realmente lo contrario.

Encontrar la bondad incondicional

Encontrar la bondad incondicional. En las enseñanzas del budismo, escuchamos sobre la ausencia de ego. Suena difícil de entender: ¿de qué están hablando, de todos modos? Sin embargo, cuando las enseñanzas tratan de la neurosis, nos sentimos como en casa. Eso es algo que realmente entendemos. ¿Pero falta de ego?