Nuestros estados energético y de conciencia están así íntimamente ligados y son interdependientes. De hecho, son dos caras de la misma realidad. En particular, todo nuestro bagaje de experiencias pasadas está inscrito energéticamente en nuestros diferentes cuerpos. Toda armonía o discordia, toda realización o toda limitación en conciencia se traducen por una vibración de cierto tipo.
Cuando tenemos que hacer un trabajo específico de conciencia en esta vida, éste se inscribe en alguna parte de nuestro sistema energético: mental, astral, etéreo, físico. Este estado energético, esta vibración específica que llevamos en nosotros tendrá por efecto atraer vibratoriamente, en función del Plan de evolución, a las personas o situaciones que nos permitan trabajar sobre el desarrollo de esa cualidad, sobre la manifestación de ese poder, sobre esa carencia o sobre la corrección de esa debilidad. Todo esto se inscribe energéticamente en nuestros diferentes cuerpos y actúa como un imán en el Campo de Energía Universal por el cual todos estamos vinculados.