Tocar la iluminación con el cuerpo

Como muchos occidentales, siempre asumí que la meditación era un fenómeno «espiritual», lo que entendí como que de alguna manera tenía que ver con reinos más allá de lo físico. Durante mucho tiempo no me di cuenta de que creía esto, pero en retrospectiva veo que sí. Al mismo tiempo, también es obvio que la práctica de la meditación en realidad tendía a llevarme en la dirección de un compromiso más profundo con lo físico. Especialmente en los intensivos o en los retiros, sentía una cantidad considerable de malestar físico, que veía como una desviación desafortunada e innecesaria de lo que se suponía que “realmente” estaba haciendo. Pensé que, si podía deshacerme de mi malestar, podría progresar más rápidamente en mi práctica. No tenía una idea muy clara de lo que podría significar «progresar», pero definitivamente no incluía la angustia física.

Mindfulness es la mejor medicina

No necesitas dejar tu profesión para vivir una vida consciente, ya sea medicina u otro tipo de trabajo. En todo lo que hagas, puedes aportar la conciencia de tu respiración y tu cuerpo. Puedes unir cuerpo y mente, en lugar de mantenerlos separados el uno del otro. Cuando te pones de pie, puedes ser consciente de que estás de pie. Cuando estiras tu cuerpo, puedes seguir tu respiración y tus movimientos. Con la atención plena del cuerpo, tu escucha se vuelve más profunda y eres más consciente de lo que sucede a tu alrededor. Luego lleva esa conciencia a tu vida diaria ya tu trabajo.

La mente sanada

El cuerpo se mantendrá fuerte y salu­dable si la mente no abusa de él asignándole funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y elevadas metas que no puede alcanzar. Tales intentos ridículos, aun­que celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes ataques a que lo sometes. Pues el cuerpo parece frus­trar tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfa­cer tus necesidades. El «ser» que necesita protección no es real.

YO SOY

Yo soy. Yo pienso. Yo quiero. Mis manos… mi espíritu… mi cielo… mi bosque… esta tierra mía… ¿Qué debo añadir? Estas son las palabras. Esta es la respuesta.
Estoy aquí de pie, en la cumbre de la montaña. Levanto mi cabeza y extiendo mis brazos. He aquí mi cuerpo y mi espíritu, he aquí el fin de la búsqueda. Deseaba conocer el sentido de las cosas. Yo soy el sentido. Deseaba encontrar un permiso para existir. No necesito permiso alguno para existir; ni que me den el visto bueno para vivir. Yo soy el permiso y el visto bueno.

El Sentido de Separación en el cuerpo

El sentido de separación comienza con un pensamiento que identifica exclusivamente a nuestro ser con un cuerpo. Desde el momento en el que este pensamiento surge —y siempre surge ahora— nuestra verdadera naturaleza de presencia transparente parece convertirse en un denso, sólido y material yo, es decir, parece convertirse en un cuerpo.
No sólo nos limitamos a pensar que somos un limitado y localizado yo, sino que también lo sentimos.