Buen corazón

Cuando la gente dice que he trabajado mucho por la paz, me da vergüenza. Tengo ganas de reír. No creo que haya hecho mucho por la paz mundial. Es solo que mi práctica es el camino pacífico de la bondad, el amor, la compasión y no dañar a los demás. Esto se ha convertido en parte de mí. No es algo para lo que me haya ofrecido voluntariamente. Simplemente soy un seguidor del Buda, y el Buda enseñó que la paciencia es el medio supremo para trascender el sufrimiento. Él dijo: «Si un monje daña a otros, no es un monje». Soy un monje budista, por lo que trato de practicar en consecuencia. Cuando la gente piensa que esta práctica es algo único y especial y me llama líder de la paz mundial, ¡me da vergüenza!

El Camino del Corazón

Tradicionalmente, hay dos caminos hacia la realización del Ser. El camino del conocimiento y el del corazón. Son muy diferentes, pero ambos conducen a la misma verdad. El camino del conocimiento lleva a un momento de entendimiento, cuando te das cuenta de que la estructura “mi vida” que has estado construyendo durante muchos años, no existe, que siempre fue una ilusión.
El camino del corazón ―devoción― conduce a la verdad a través de la entrega. Constantemente entregas a la existencia todo lo que conoces como “yo”. Constantemente lo arrojas todo al fuego. Por este camino llegas a la misma verdad. Debido a muchas pequeñas renuncias, este gran “yo”, la ilusión, se consume en el fuego y, en ese momento, deja de existir. Por ambos caminos se descubre que el ego, el falso ser, no existe. Los dos conducen a la muerte absoluta del “yo”.