El camino de la esperanza. Hemos hablado de la desesperanza que observamos en el mundo, la desesperanza que cae como un manto de estrellas sin luz sobre gran parte de la juventud, aquellos que son la esperanza del mundo.
Mientras permanecemos encerrados dentro de la experiencia aparente de ser individuos separados viviendo una existencia con la que tenemos que negociar, vivimos en un estado de sueño.
En ese estado de sueño, todo lo que hacemos es gobernado por la ley de los opuestos, en la que cada acto supuestamente positivo es equilibrado exacta e igualmente por su opuesto.
Por consiguiente todos nuestros intentos individuales de hacer que nuestras vidas funcionen, de alcanzar la perfección o de obtener la liberación personal, son neutralizados.