La mente no puede fabricar esa cosa llamada eternidad, tal como no puede cultivar el amor. Ni la eternidad puede ser descubierta por una mente que la está buscando. Y la mente que no la busca, es una mente malgastada. La mente es una corriente, muy profunda en el centro y muy superficial en la periferia, como el río que tiene una fuerte corriente en el medio y agua quieta en sus orillas.
Pero la corriente profunda tiene tras sí el caudal de la memoria, y esta memoria es la continuidad que atraviesa la ciudad, que se ensucia y que queda limpia nuevamente. El caudal de la memoria provee la fuerza, el impulso, la agresión y el refinamiento. Es esta memoria profunda la que se reconoce como las cenizas del pasado, y es esta memoria la que tiene que llegar a su fin.
El propio movimiento nos hace percibir la ilusión del tiempo que se desliza ante nosotros como una ligera brisa imperturbable, totalmente ajena a lo que creemos ser o sentir.
Su padre lanzo grandes rayos dorados a todos los confines del universo para dar la buena nueva: ¡un nuevo Sol había venido al mundo de las formas!
En este mundo, el Hijo de Dios se acerca al máximo a sí mismo en una relación santa. Ahí comienza a encontrar la confianza que su Padre tiene en él. Y ahí encuentra su función de restituir las leyes de su Padre a lo que no está operando bajo ellas y de encontrar lo que se había perdido. Sólo en el tiempo se puede perder algo, pero nunca para siempre. Así pues, las partes separadas del Hijo de Dios se unen gradualmente en el tiempo, y con cada unión el final del tiempo se aproxima aún más. Cada milagro de unión es un poderoso heraldo de la eternidad. Nadie que tenga un solo propósito, unificado y seguro, puede sentir miedo. Nadie que comparta con él ese mismo propósito podría dejar de ser uno con él.
No hay nada externo a ti Nada externo a ti puede hacerte temer o amar porque no hay nada externo a ti. Tanto el tiempo como la eternidad se encuentran en tu mente, y estarán en conflicto hasta que percibas el tiempo exclusivamente como un medio para recuperar la eternidad. No podrás hacer esto mientras […]
Mi alma se debilita y pierde su luz cuando los días pesan sobre mí como losas de granito. Cuando los acontecimientos, las personas y los pensamientos se repiten sin prestarles atención. Cuando como por comer y ando por andar. Cuando miro el reloj constantemente y no sé para qué. Cuando miro una flor […]
- 1
- 2