Cuando desaparece la importancia, la determinación de obtener pasa a ser la determinación de tener y entonces empieza a funcionar la intención exterior.
Ya tienes el derecho de elegir. Y no tienes necesidad de luchar por este derecho. Si estás completamente decidido a conseguir tu derecho de elegir, prepárate para sufrir una decepción. Estar completamente decidido, significa tener firmeza. De nuevo, mantienes el agarre mortal. Las fuerzas equiponderantes enfriarán rápidamente tu ardor. Y los péndulos, al percibir tu importancia, enseguida empezarán a provocarte. Tú mismo te percatarás de qué es, exactamente, lo que va a pasar.
Todo lo que necesitas es, por encima de todo, permitirte tener. No es algo a lo que estés acostumbrado, ¿verdad? Aun así, atrévete y permítete tener. Que las manzanas de Newton y de otra gente caigan al suelo. A pesar de todo, permite a tus manzanas caer al cielo.
¿Deseas desesperadamente obtener la determinación de tener? Renuncia al deseo. Ya basta de desear: de todos modos recibirás lo necesario. Limítate a pensar que coges lo tuyo. Cógelo tranquilamente, sin exigir ni insistir. Pues es lo que yo quiero, ¿pasa algo? Y lo voy a tener.