La felicidad, la verdadera felicidad, la clase de felicidad que no puede ser comprada o vendida o empacada elegantemente, es idéntica a tu propia presencia, a eso que nadie puede darte, y que nadie te puede quitar.
Todo era pospuesto, ¿lo ves? Todo era un movimiento fuera de ‘lo que es’, fuera del extraordinario carácter sagrado de lo ordinario. Era un desplazamiento hacia un futuro que jamás podría llegar…
El mejor regalo que puedes ofrecerle a cualquier persona
es su completa libertad.
Libertad para amar, para reír, para llorar,
para sentirse asustado, enojado, inseguro,
lleno de duda o lleno de alegría.
Acogerlo en ese espacio seguro y sagrado.
Desde la perspectiva del océano, nada es un problema, en el más profundo sentido. El dolor, la ira, la frustración…vienen y van en el océano, y no son, en sentido real, un problema.
No tienes que sentirte ‘bien’ todo el tiempo No tienes que sentirte ‘bien’ todo el tiempo. No tienes que estar libre de resistencia todo el tiempo, feliz todo el tiempo, iluminado todo el tiempo, en paz todo el tiempo. ¡No hay ningún ‘todo el tiempo’! Tú eres mucho más grande que eso, menos limitado. No
No me considero un gurú espiritual o un adalid de la autoayuda, un ser especial, despierto o iluminado, ni esencialmente distinto de ti en modo alguno. Me considero más un amigo que te indica con delicadeza cómo retornar a quien realmente eres, que te recuerda lo que, en lo más hondo, ya sabes. Por supuesto, no deseo que te limites a creer todo lo que te digo. Quiero que indagues tú mismo, que pongas a prueba todo lo que digo y lo cotejes con tu propia experiencia. Yo no soy una autoridad en materia de la vida (¿quién puede ser una autoridad en que los pájaros canten, en que lata el corazón, en que caiga la lluvia o en que este momento sea cómo es?), pero quizá mis palabras te devuelvan a una percepción consciente de lo que es realmente verdad en tu experiencia ahora mismo. Tal vez te devuelvan a una profunda aceptación total, a una sencillez y a un reposo que son la esencia de todo, que te llevarán más allá de la necesidad de ninguna autoridad externa y te dejarán libre, como un árbol en mitad de la tormenta, mirando a la vida de frente, entregado de lleno a las realidades y los desafíos de la existencia relativa, pero también sólidamente asentado en la inquebrantable certeza de quien de verdad eres, firmemente enraizado en un saber que nunca morirá.